El 2014 que nos deja fue marcado desde un inicio por el infortunio. Ni bien se recibía el año nuevo, occidente recién recibía noticia de la crisis humanitaria que estaban sufriendo varios países del Oeste de África por el rebrote del ébola. Obviamente, el interés de la comunidad internacional estuvo (como es usual) limitado a proteger a sus voluntarios y a contener el virus en el litoral africano. Prueba de ello es que luego que las personas infectadas fueron tratadas y curadas, los 19, 031 casos descubiertos o los 7, 373 muertos confirmados en Guinea, Liberia o Sierra Leona, pasaron de las primeras planas a los pies de páginas.
A esa tragedia se le debe sumar el avance de Rusia sobre Crimea y el este de Ucrania. Este suceso puso de relieve los pobres reflejos de la comunidad internacional que hasta el momento sólo ha llenado a Vladimir Putin de amenazas y sanciones económicas. Bajo las narices de Angela Merkel, la poderosa Canciller alemana, Rusia estiró sus fauces y anexó a Crimea y nadie dijo nada. Se realizó un referéndum, se votó y se anexó, un anschluss a la siberiana (con desfile militar incluido). Sin embargo, ahí no paró, la nacionalización de ciudadanos ucranianos y el ingreso probado de tropas rusas, generó una situación de desgobierno que trajo consigo la instalación de gobiernos locales sustentados en fuerzas paramilitares. Fueron estos los que derribaron al MH17 y hasta el momento no hay responsables. Nada de esto recibió una respuesta del ordenamiento jurídico internacional, pero sí de la economía. Putin recibió en estos meses un recordaris, de cómo y por qué cayó la Unión Soviética. Las campañas militares y una economía dependiente del petróleo pueden ser la fórmula del éxito esporádico y el fracaso estrepitoso. Y así parece que ocurrirá, con un rublo en picada, parece que jugar a la guerra es tan caro como parece.
La paz definitivamente no ha sido la característica del año. Un poco más al sur de todas la rusias, tenemos a un Estado en vías de fracasar, llamado por ahora Irak. Parece que luego de la invasión del 2003, los estadounidenses no han podido hasta la fecha construir un gobierno estable, lo que devino en las victorias de un nuevo grupo terrorista, denominado ISIS. Ya hemos tocado con detalle las implicancias jurídicas y políticas del crecimiento de esta nueva agrupación terrorista y fundamentalista. Esa será la cruz que deba cargar EEUU por desbaratar el balance de poder en la zona. Así, Irak se ha convertido en la tierra fértil para los grupos extremistas que hoy se extienden hasta Siria y Líbano. En paralelo, un grupo extremista, inclusive si lo comparan con Al Qaeda, llamado Boko Haram asesinó a 300 personas en un ataque en Nigeria. En definitiva, como vamos viendo el 2014 ha desdibujado el orden internacional de una manera radical y amenazante.
No obstante, la letanía no se limita al rubro de la guerra y el asesinato. Durante el 2014, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático presentó su informe sobre los avances o mejor dicho los retrocesos en esta materia. Para los que no lo leyeron, mejor revisen el discurso alarmado de Leonardo di Caprio ante las Naciones Unidas (muchas veces no bastan las cifras para entender lo dramática de la situación). Aunque, el lenguaje de este particular reporte ha ido directo a la yugular, entre otras cosas hace un llamado por reducir las emisiones a cero. Ya no se trata pues, de simplemente racionalizar la emisión de CO2. Esta pequeña bomba de tiempo presentada por el Panel, tuvo que ser revisada en la COP20 de Lima. Ahí los diplomáticos y expertos de los distintos países elaboraron un documento de aproximadamente 35 páginas que sería revisado en febrero, con miras a que sea suscrito en la COP21 de París. Sin embargo, parece que el letargo de las relaciones internacionales no se condice con la urgencia de los números y proyecciones que han presentado los expertos. Nuevamente, la comunidad internacional peca de cauta.
Frente a lo que considero fueron los sucesos de mayor impacto internacional, porque han puesto a prueba la eficacia del sistema construido en el 45. El mundo también vio el reencuentro diplomático entre Cuba y los EEUU, así como la sucesiva pelea cibernética con Corea del Norte a causa de una película graciosa. Entre todo, los últimos meses del año han engrosado la agenda para el 2015. No sólo por los conflictos y problemas que quedan pendientes de resolver, sino porque la inestabilidad global y las recientes crisis han generado un ambiente de desconfianza entre el establishment y la población. Veremos en los siguientes años como los países lidian internamente con los radicalismos que van surgiendo esencialmente en Europa y como puede seguir desdibujándose el orden internacional en los años que vienen.