Japón: Si alguna vez quieres enviar una tarjeta de felicitación por fiestas navideñas a un pariente japonés, asegúrate que no sea de color rojo. Este, a pesar de ser el color insignia de la época, es de mal gusto porque se utiliza para las notas fúnebres.
Si hay algo que los japoneses adoran comer en cena navideña no es el pavo, es el KFC. La campaña de marketing «Kurisumasu ni wa kentakkii!» («¡En Navidad, Kentucky!») hace 40 años tuvo tanto impacto que la tradición no ha cambiado desde que el Coronel Sanders invitó a comer pollo frito el 25 de diciembre de 1974.
Yugoslavia: Por las buenas o por las malas. Dos semanas antes de Navidad, los niños cogen sogas y atan a sus padres mientras cantan: “Día de la madre (padre), día de la madre qué darás para que te dejemos libre?” Así, los traviesos consiguen sus obsequios.
Venezuela: Las tradiciones a veces ya ni esconden un por qué y simplemente se repiten año tras año. Esto sucede a los venezolanos que si bien es muy acostumbrado verlos festejar en las calles con amigos y familiares, es imposible no ver a alguien yendo a misa en patines. La forma de celebrar es tan famosa que incluso se cierra el tránsito para que las patinadas no corran riesgos.
Noruega: Escobas y trapeadores son un peligro mortal, así que lo mejor es esconderlas. Aún se cree que las fiestas navideñas podrían ser opacadas por la presencia de espíritus malignos o brujas. Y para evitar que ronden la casa, los noruegos cumplen fielmente este paso.
Italia: Si de protectores del ambiente se trata, algunos italianos optan por hacer árboles de navidad con palos de madera formando una especie de pirámide. Asimismo, los adornan con frutas que comerán al final. Es nueva buena opción para mantenerse en forma.
Guatemala: El 7 de diciembre a las 6pm, los guatemaltecos juntan todos los objetos que signifiquen ‘maldad’, los cuales son generalmente cosas viejas o rotas. Luego colocan la figura del diablo encima de ellas y las queman. Es importante que se barra muy bien la casa para asegurarse que el demonio regresó al infierno.
Ucrania: En algunas partes de este país, sobre todo donde se suele cosechar, el anciano de la familia lanza una cuchara con loksa (plato a base de pan y semillas de amapola) al techo. Cuanta más masa quede adherida al techo, más cosecha habrá al año siguiente.