El sábado a las 2:30 p.m. ocurrió un atentado suicida con bomba en Kabul, Afganistán. Fueron 3 los atacantes, mas solo uno llegó a detonar el explosivo que llevaba. El ministro de Salud Pública de Afganistán dijo a Efe que hay 61 muertos y 207 heridos hasta el momento.
El presidente afgano, Ashraf Gani, se pronunció sobre el suceso: “Celebrar protestas es el derecho de cada ciudadano de Afganistán y el Gobierno pone todos sus esfuerzos en proporcionar la seguridad, pero los terroristas entraron entre los manifestantes y llevaron a cabo las explosiones.”
El Estado Islámico se ha reivindicado con este atentado. El portal de noticias Amaq, vinculado a este grupo, informó que dos milicianos de este detonaron cinturones con explosivos en una “reunión de chiíes” de la capital afgana.
El ataque ocurrió durante una manifestación de miles de afganos, organizada en protesta a un proyecto eléctrico del gobierno. La mayoría de protestantes eran de la minoría étnica Hazara (parte del grupo chií, conformando el 9% fr a población), quienes estaban siendo excluidos por dicho Proyecto.
Zabaiullah Mujahid, portavoz de los talibanes, comunicó por Twitter que su grupo no estuvo involucrado en el conflicto. Tuvo que hacer esta aclaración pues grupos talibanes han secuestrado y asesinado a chiíes antes, mas no han sido los únicos. Además, dijo “Condenamos cualquier ataque que cause división […] Es algo que beneficia al enemigo”.
Este es el segundo ataque suicida de la semana. El lunes ocurrió un atentado orientado a contratistas de seguridad extranjeros. La mayoría de víctimas eran originarias de Nepal.