Algunos Estados habían mostrado su rechazo a tal medida, como Turingia, puesto que en su territorios la cantidad de contagios es menor. No obstante, Angela Merkel impuso un cierre de toda la gastronomía y el ocio en todo el territorio alemán, iniciando el 2 de noviembre hasta finales del mencionado mes. Adicionalmente, estableció la prohibición de reuniones mayores a dos núcleos familiares y hospedarse en hoteles cuando no sea absolutamente necesario.
Ante el rebrote del COVID-19, la canciller alemana declaró: «Por eso necesitamos en noviembre, desde el 2 de noviembre, un esfuerzo nacional que durará hasta el final de ese mes, aunque cada dos semanas nos volveremos a reunir, el Estado y los Bundesländer, para volver a verificar si las medidas siguen siendo necesarias y decidir en consecuencia. Así esperamos en diciembre, naturalmente con las medidas de higiene y distancia, recuperar la vida pública tal y como la disfrutamos ahora».
Entre tanto, los colegios, guarderías y servicios religiosos continuarán funcionando normalmente.