Fue un mes intenso entre campañas, contra campañas, memes disueltos por las redes sociales, nuevas propuestas de gobierno, propaganda infamosa al rival y mítines multitudinarios.
Fueron semanas donde los dos candidatos que siguen en pie al día de hoy; Mauricio Macri -oposición- y Daniel Scioli -oficialismo- se abocaron a conseguir el voto de un Sergio Massa -tercero en las generales de octubre- que se apresuró al declarar, públicamente, que no quiere que gane el candidato de los Kirchner, Scioli.
Fueron días en los que vimos, por momentos, no a Scioli, sino a Cristina Fernández dirigiendo la campaña del líder del Partido Justicialista, con esa característica suya de avasallar al rival, de golpearlo con todas sus fuerzas y por todos los canales posibles, ante un Macri que no cayó en provocaciones y se dedicó a seguir recorriendo los caminos gauchos.
Fueron horas en las que vimos, con sopor, como el ex presidente de Boca Juniors y ex gobernador de la jefatura de Buenos Aires, subía en las encuestas desplazando a Scioli -quien había quedado primero en las elecciones de octubre- y dándole una señal a la Argentina de que el cambio está más cerca que nunca.
Hoy, 22 de noviembre, ha llegado el fin de la carrera que comenzó el pasado 25 de octubre con seis candidatos en competencia y que esta noche anunciará al próximo inquilino de la Casa Rosada. A diferencia de la primera vuelta, aquí no hay margen mínimo, no hay un porcentaje a alcanzar, simplemente ganará aquel que tenga -aunque sea- un voto más que el rival. O será un Mauricio Macri que ha enarbolado la bandera del ‘cambio’ durante toda su campaña y que llega con el ecapulario de ‘favorito’ a las urnas de hoy, o un Daniel Scioli que confía en dar la sorpresa y en que «el pueblo ha madurado», como manifestó esta mañana al llegar a su local de votación. Esperemos a la noche para saberlo.