A partir de esta semana empiezo una nueva columna con el objetivo de comentar algunos sucesos relevantes (y otros no tanto) de lo que algunos periodistas llaman “el acontecer nacional e internacional”. Cual corrida de toros, la he separado en tres partes.
Primer tercio: Japón entró en recesión
En un artículo anterior, Japón contraataca, comentaba como el primer ministro japonés Shinzo Abe había iniciado un plan ambicioso para impulsar la economía y de paso reposicionar a Japón como una potencia en el Asia. Sin embargo, las cifras preliminares del tercer trimestre mostraron que la economía no estaba respondiendo al Abenomics, y que se había visto afectada por el aumento al impuesto al consumo en Abril de este año. Shinzo Abe entonces llamó a elecciones en la Dieta Japonesa para el 14 de este mes, pero no con el objetivo de darle la oportunidad a otra persona, sino con el de conseguir la mayoría necesaria para llevar adelante las reformas pendientes. Por eso, su partido, el partido Liberal Democrático, ha decidido vender esta elección como un referéndum sobre el Abenomics. Encuestas de la semana pasada señalaban que a pesar de contar con la mayoría, la mayoría de la población se oponía a la política económica actual. Los mercados han reaccionado ya ante el nuevo escenario. De acuerdo a Moody’s, el gobierno de Japón es ahora un deudor más riesgoso que China y Corea del Sur, por lo que rebajó su calificación crediticia y lo ha colocado a la par de países como Estonia, Bermuda y Oman. Sin embargo, el efecto sobre el mercado de bonos japonés, el mayor mercado de bonos de gobierno del mundo, no ha sido grave. Los rendimientos de los bonos habían descendido recientemente como resultado de la política expansiva del Banco Central y es poco probable que el downgrade tenga algún efecto secundario. No nos equivoquemos. Japón no se ha convertido de pronto en Honduras.
Segundo tercio: La OPEP decide no hacer nada
El precio del petróleo venía en picada desde Junio de este año y en seis meses el precio del crudo se había reducido en más de 30 por ciento. En la última semana de Noviembre, la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP, sorprendió a los mercados al decidir no reducir su umbral de producción de 30 millones por día. ¿Qué quiere decir esto? Tradicionalmente, cuando los precios del petróleo empiezan a caer la OPEP reduce su producción con el objetivo de reducir la oferta y por ende generar presiones para que los precios suban. Pero esta vez dijeron no. Ello generó mayor incertidumbre sobre el precio del crudo y este cayó aún más. ¿Qué piensan los analistas de mercado? Todos coinciden en que el precio seguirá en bajada. ¿Por qué la OPEP sorprendió a la audiencia? De acuerdo al Financial Times, la OPEP estaría poniendo a prueba a los productores de gas de esquisto en Estados Unidos. James MacKintosh, editor de inversiones de dicho diario, señala que además de los efectos previsibles sobre los tipos de cambio de los países productores de petróleo y los precios de los bonos y acciones de las compañías de petróleo, lo más interesante es saber qué pasará con el flujo de petrodólares. ¿Petrodólares? Si bien esta frase suena a los años 70, los dólares provenientes de la producción de petróleo en temporadas de precios altos han dinamizado los mercados de activos en los últimos 40 años. Algunos países cuyos fondos soberanos dependen de los ingresos del petróleo verán una desaceleración en su crecimiento, y ello reduciría las posibles compras de activos por parte de los gobiernos. ¿Nos referimos a bonos y acciones? No necesariamente. El fondo soberano de Qatar es dueño de Harrods en Inglaterra y del equipo francés de fútbol Paris Saint-Germain, mientras que el fondo soberano de Abu Dhabi posee el edificio de Time Warner en Nueva York. En el caso de Sudamérica, Venezuela tendrá menos ingresos, lo que afecta directamente la sostenibilidad del gobierno actual y las constantes “donaciones” a Cuba y Nicaragua. ¿Entonces ya cayó Maduro? Con el petróleo nunca se sabe.
Último tercio: Los inmigrantes no se sientes agradecidos con Obama
Estimaciones recientes señalan que en Estados Unidos existen alrededor de 11 millones de inmigrantes ilegales. El 20 de Noviembre Obama emitió una acción ejecutiva proponiendo una serie de medidas para mejorar la situación migratoria de más de 5 millones de personas pertenecientes a este grupo. Se han frenado temporalmente las deportaciones y se busca beneficiar explícitamente a los inmigrantes ilegales que tienen más de cinco años viviendo en Estados Unidos y son padres de ciudadanos estadounidenses. ¿Por qué no se sienten agradecidos los inmigrantes con Mr. Obama? Pues existen 6 millones de ilegales que se quedan fuera de la norma. Además, los que se benefician solo tienen la garantía de no ser deportados, pero no hay ningún beneficio para acceder a la ciudadanía. Por otro lado, deben pagar 500 dólares para obtener un permiso de trabajo. Existe incertidumbre política sobre esta medida: el próximo presidente podría revocarla. Recordemos que, contrariamente a lo que mucha gente piensa, esta no es una reforma migratoria. Es solo una medida temporal que tiene vigencia por los próximos tres años. La verdadera reforma migratoria debe salir del Congreso de los Estados Unidos, y Obama ha evitado por todos los medios enfrentar esa batalla.