En la actualidad muchos amantes del tenis creemos conocer de este deporte, porque sabemos quiénes son Novak Djokovic, Roger Federer, Rafael Nadal y otros tenistas que han alcanzado gran renombre en los últimos años. Sin embargo, poco o nada es lo que podemos decir de los que, gracias a su gran nivel y estilo de juego, hicieron grande, al que fuera (hoy ya no lo es más) el deporte blanco.
Uno de ellos es el sueco Björn Borg, nacido en Södertälje, Suecia, el 6 de junio de 1956. Desde pequeño, y como muchos en los países nórdicos, le gustaba el hockey sobre hielo, deporte que cuenta con gran cantidad de seguidores en esas tierras, aunque su pasión por el tenis empieza casi de casualidad, cuando su padre le regala una raqueta que había ganado en un torneo de ping pong. De esta manera, empieza la historia de uno de los mejores tenistas de todos los tiempos.
Su estilo de juego, desde el fondo de la cancha con una buena dosis de topspin se asemeja al que hoy practica el español Rafael Nadal, y el mismo «Rafa» ha admitido su admiración por el sueco. Por algo era él quien ostentaba el récord de títulos en Roland Garros antes que el ‘Rafa’ lo superara.
Borg, ganó en su carrera como tenista profesional 64 títulos del ATP. Su etapa como jugador profesional empezó a llamar la atención de los especialistas cuando tenía tan solo 15 años de edad, en 1972, jugando la Copa Davis, en la que le ganó al neozelandés Onny Parun, quien sería luego finalista del Abierto de Australia al año siguiente. ¿Por qué le decían a Borg el ‘hombre de Hielo? Por su falta de expresión tanto al ganar como al perder los puntos. Era imperturbable, en los triunfos y en las derrotas.
Borg ganaría a lo largo de su carrera, once torneos de Grand Slam: Wimbledon (5) y Roland Garros (6). Obteniendo ambos títulos por tres años en forma consecutiva desde 1978 a 1980, algo considerado por los especialistas en el deporte como una cosa muy difícil de lograr, pero que Nadal también realizó en el 2008 y el 2010.
El nórdico también llevaría a su país a levantar la primera ensaladera de plata de su historia en 1975, cuando derrotaron a Checoslovaquia por 3-2.
Ante sorpresa de muchos porque se encontraba en plenitud física, Borg se retiraría cuando tenía tan solo 26 años, en 1983. “Podría haber estado 5 años más en el Top Ten, habría ganado más torneos y seguro que algún Grand Slam más, pero perdí la motivación. Si no estás centrado en lo que haces, es muy difícil estar en lo más alto y hacerlo bien”, recordaría en una entrevista que dio a 20minutos.
Luego de este primer retiro, Borg sufriría una sobredosis de drogas, la que muchos afirmaron se trató de un intento de suicidio, cosa que él negó luego. Sin duda, uno de los capítulos negros de su historia.
Tras un regreso fugaz en 1984 y oprimido por dificultades económicas, intentaría insertarse nuevamente al circuito profesional, aunque quién sabe por qué lo haría utilizando raquetas de madera. Eso y el alto rendimiento y juventud de los demás competidores harían de ese regreso una humillación más que un logro.
Finalmente, en 1990 sería introducido al salón de la fama del tenis y sería escogido en su país natal como «Deportista sueco del siglo XX».
Fue en 1993 en que decidió colgar, por fin, las raquetas, retirándose de forma definitiva.