En Brasil el gobierno de Dilma Rousseff señaló el último viernes que han recortado de 69.946 millones de reales (23.315 millones de dólares) en el gasto público para lo que resta del año 2015, pronosticando que la economía de dicho país, se contraerá en 1,2%, un margen superior al 0,9% que se barajaba hasta el jueves (para la opinión pública).
Así el ministro de Planificación, Nelson Barbosa tuvo que admitir que la inflación de este año deberá cerrar en 8,26%, pese a que se trabajaba con una meta del 4,5%, y una previsión máxima tolerable del 6,5 %.
Además se precisó que han trazado una meta de superávit primario equivalente al 1,1% del Producto Interno Bruto (PIB), lo que representaría un ahorro de unos 63.300 millones de reales (21.100 millones de dólares).
Barbosa explicó que este recorte se hace «imprescindible» frente a las previsiones de crecimiento negativo, aunque aseguró que el esfuerzo fiscal permitirá que la economía comience a mostrar una recuperación en el segundo semestre de este año.
Hay que señalar que dicho recorte forma parte de un plan de ajuste fiscal que incluye otra serie de medidas para aumentar la recaudación, en especial mediante un aumento de la carga tributaria, pero que aún dependen de la aprobación del Congreso brasileño.