Cadena de errores, por Arturo Garro Miró Quesada

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La campaña para elegir quién será el sucesor o sucesora de Ollanta Humala continúa, los dos candidatos que aspiran a ocupar la Presidencia de la República se han enfrascado en una seguidilla de errores y gestos que pueden comprometer seriamente sus intenciones de ganar la elección del próximo cinco de junio.

Empecemos por Pedro Pablo Kuczynski (PPK). Hace dos fines de semana, el candidato de Peruanos Por el Kambio aceptó la invitación del programa El Gran Show que conduce la presentadora Gisela Valcárcel a fin que bailara en el plató del referido programa por una causa humanitaria que consistía en ayudar a una madre de escasos recursos que tiene un hijo con una discapacidad severa. Hasta ahí todo bien. Desde mi punto de vista, el problema para PPK estuvo en que bailó, sí, en que bailó. En esos minutos –por más que el jurado del programa le dijo lo contrario- se vio a un hombre viejo y cansado que estaba haciendo un gran esfuerzo por bailar junto a dos señoritas que la verdad nada que ver. Yo vi a una persona que estaba actuando, porque ese no es el estilo de PPK, tienen que reconocerlo. Peor aún fue cuando se retiró del plató puesto que tuvo que ser ayudado a bajar las escaleras. ¡Pobre hombre!, se le notaba la incomodidad. Si la intención era que se viera el lado humano del candidato, aquí me aúno a la opinión de una publicista consultada por el programa Reporte Semanal de Latina en que dijo que en vez de bailar, que no es lo suyo, a PPK le hubiera ido mucho mejor si hubiese dado un recital de piano o flauta con temas peruanos; es algo que hace bien, hubiera estado cómodo, pero sobre todo, no se hubiera incrementado la percepción de un anciano cansado y achacoso; factores que han sido usados en su contra a lo largo de todo este proceso electoral.

Por el lado fujimorista la cosa también esta picante. El programa Cuarto Poder y la cadena Univisión difundieron un reportaje en base a dichos inspirados en un audio inexistente en el cual supuestamente el congresista y secretario general de Fuerza Popular, Joaquín Ramírez le dijo a un piloto peruano radicado en Miami que Keiko Fujimori le había dado 15 millones de dólares para que se los lavara y además con el testimonio de dos funcionarios de la DEA diciendo que había una investigación en curso. Al día siguiente –a menos de 24 horas de emitido el reportaje- la DEA saca un comunicado diciendo explícitamente que no hay ni ha habido investigación contra Keiko Fujimori. Este comunicado significa una clara victoria para la candidata fujimorista, la cual pudo haberse convertido en pírrica para la candidata. Por qué. El congresista Joaquín Ramírez sí viene siendo investigado por lavado de activos en la fiscalía desde 2014 debido a un supuesto desbalance patrimonial de más de 7 millones de dólares. El congresista Ramírez  no ha sabido explicar convincentemente el cómo ha logrado amasar una importante fortuna en tan poco tiempo. El martes dio una conferencia de prensa en la cual desperdició una oportunidad única de dar una explicación convincente o el dar un paso al costado (acto que realizó el miércoles 18 en horas de la tarde) en aras de los intereses de las aspiraciones presidenciales de su partido. En este caso podemos ver a un medio de comunicación con un staff periodístico que ha actuado irresponsablemente al tratar de distorsionar la información y dejando de lado el principio básico del periodismo, el contraste de fuentes. Y por otro lado, hay un partido que fue incapaz en un primer momento de tomar la decisión de separar a Ramírez hasta el término de la investigación fiscal.

Por lo antes mencionado, aunque algunos discrepen conmigo, el debate del próximo domingo 22 será FUN-DA-MEN-TAL para los intereses de ambas candidaturas en aras de la consolidación de sus posibilidades para ganar la elección del próximo 5 de junio puesto que ambos tendrán una oportunidad única para romper con los mitos que hay sobre ambas candidaturas. Para empezar, PPK tiene la oportunidad mostrarse como un hombre que está en pleno uso de sus facultades mentales y físicas para gobernar el país tan complicado como el Perú los próximos cinco años, y que no estaremos eligiendo indirectamente al señor Martín Vizcarra. Un ejemplo de ello es el de la suspendida presidenta brasilera Dilma Rouseff sobre la cual, en las elecciones de 2010 se puso en tela de juicio su estado de salud debido a que era superviviente de cáncer, y que por consiguiente no estaba apta médicamente para gobernar. Rouseff en el debate de la segunda vuelta de ese año –en su intervención final- mostró sus exámenes médicos en los cuales se la declaraba totalmente liberada del cáncer y estaba en plenas condiciones para gobernar Brasil. Por el lado de Keiko, ahora con el alejamiento de Joaquín Ramírez, tiene una oportunidad única para victimizarse y denunciar una agresiva campaña mediática en su contra tal como hiciera su padre en el debate frente a Mario Vargas Llosa para la segunda vuelta de 1990; aún queda en la memoria la imagen del Alberto Fujimori mostrando la portada del diario Ojo del día siguiente al debate en la cual se daba por ganador a Vargas Llosa.

Aprovecho esta columna para solidarizarme con la actriz y ex miss Perú Karina Calmet que ha sido víctima de cobardes y repugnantes tuits a manos del periodista Augusto Throndike. Yo me pregunto. ¿Dónde están las ONGs feministas para poner el grito en el cielo ante tan cobarde acción? ¿Acaso Karina Calmet no es mujer? ¿Karina Calmet no tiene derechos humanos? Ya me imagino la chilla si en vez de ser Karina Calmet la aludida, lo hubiese sido Mónica Sánchez o Magaly Solier.

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