Casa tomada, por Josef Zielinski

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La certificación obligatoria de universidades que está realizando la SUNEDU, obliga a todas las universidades peruanas a cambiar muchos de sus procesos para poder lograr dicho objetivo. Hasta el momento no son todavía muchas las que lo han logrado, dado que entidades paquidérmicas, anquilosadas y tremendamente burocráticas como lo son muchas casas de estudios nacionales tienen que realizar en la práctica un cambio muy radical en su organización y programa de estudios para poder acceder a dicha certificación. Es muy probable incluso que muchas de ellas no lo logren, lo cual puede conllevar incluso a la revocación de su licencia.

Una de las últimas universidades en lograr dicha certificación ha sido la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la principal universidad peruana y por cierto la única universidad nacional que cuenta con un Premio Nobel entre sus egresados (Mario Vargas Llosa). Internacionalmente San Marcos incluso está considerada como una de las 100 mejores universidades latinoamericanas y también se encuentra entre las 1000 más importantes del mundo (Ranking QS). Dicha distinción está muy bien, pero considerando que San Marcos es la universidad más antigua de América, sus números deberían ser aún mejores.

Uno de los cambios realizados en San Marcos es la implementación un programa de estudios generales, acción indispensable para lograr la certificación, y obligatorio para los ingresantes a partir de este año y la implementación de este programa ha sido el pretexto para la violenta e ilegal toma del campus universitario por parte de un muy minoritario grupo de estudiantes (alrededor de 100). Es cierto que existe el derecho a la protesta, pero existen una serie de hechos que nos hacen ver que en este caso la medida ha sido – por decir lo menos – motivada en cuestiones no muy académicas. Primero que nada, el organizador de esta toma (Gerardo Salas) es un alumno no regular de esta casa de estudios, que ya lleva – según declaraciones del rector Cachay – más de 5 años como alumno en la universidad y en la actualidad solo se encuentra matriculado en un curso y además es militante de la agrupación izquierdista Nuevo Perú, liderada por Veronika Mendoza. Esto explica el por qué este revoltoso incluso fue invitado al congreso como si fuera un héroe por este grupo parlamentario y se tratara del líder de una gesta libertaria y legítima, cuando el afán de protagonismo es más que evidente.

Es cierto que los estudiantes tienen derecho a protestar si es que se dan irregularidades en su casa de estudios y también es cierto que la protesta no debería ser siempre criminalizada. Sin embargo esta tampoco debe ser permanentemente idealizada, debe respetar los derechos de los demás y no debe basarse en motivaciones ideologizadas como todo apunta en este caso. Mientras este pequeño grupo de estudiantes tomaron la universidad, miles de alumnos no podían estudiar y tampoco se podía circular tranquilamente por la avenida Universitaria, algo que además es un delito. Y si la protesta hubiese sido justa ¿acaso más alumnos no se hubieran plegado a la misma en las afueras de San Marcos? Es por ello que la medida del rector de solicitar la intervención policial para retomar el campus fue la acción que debía tomarse en este caso y de esta manera recobrar el principio de autoridad.

Resultado, esta toma ha sido criticada incluso en medios que ni por asomo pueden ser calificados como derechosos, como Utero.pe (http://utero.pe/2018/04/07/una-mirada-no-tan-romantica-sobre-lo-que-sucede-en-san-marcos-mas-alla-de-las-protestas/ ), y ha sido vista como una forma de aprovechamiento político por parte de este grupo de estudiantes que no querían permitir que la actual gestión de San Marcos capitalice el logro del licenciamiento por parte de la SUNEDU. Así de mezquinos somos a veces los peruanos.

Es muy probable que este programa de estudios generales sea perfectible y después de este inicio de año se le tendrán probablemente que hacer una serie de modificaciones al programa. Pero si se tiene una observación a la misma, tenemos que acostumbrarnos de una vez a resolver nuestras diferencias por medio del diálogo y no por medio de la violencia y el berrinche, algo a lo que nos tiene lamentablemente muy malacostumbrados la izquierda en nuestro país.

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