Hace pocas semanas se dio a conocer el esperado Reporte de Competitividad Global (GCR, por sus siglas en inglés), elaborado anualmente por el Foro Económico Mundial y que a través del Índice de Competitividad Global (GCI) mide la competitividad de 144 economías: Suiza es el país más competitivo del mundo; Estados Unidos, de América (puesto 3) y Chile, de Latinoamérica (puesto 33)*. Hoy no analizaré la caída sostenida que ha tenido el Perú en su posición (puesto 65) ni la brecha tan amplia que nos lleva nuestro vecino del sur, pero sí lo que significa la competitividad a nivel global y su repercusión en el desarrollo de las naciones, dada las condiciones actuales.
La competitividad es el conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad de un país y este, a su vez, el nivel de prosperidad (1). El marco de este último reporte es optimista respecto a la recuperación de las grandes potencias luego de la crisis financiera pero que toca de manera contrapuesta a economías emergentes como la nuestra; además, se hace un análisis de la relevancia del escenario geopolítico actual así como su repercusión en la desigualdad a la hora del reparto de la riqueza. Y es que la teoría moderna es clara en que para tener un desarrollo realmente sostenible en el tiempo se requiere dejar de lado la ambivalencia de objetivos finales entre los de la agenda económica y social, mismas que deberán conjuntamente ayudar al reforzamiento de la institucionalidad e impulso de la capacitación de talento hacia la innovación, con un manejo responsable -más que político o populista- de los recursos propios de cada estado.
Este año se ha tocado con mayor importancia la dimensión ecológica en el planeamiento económico con miras hacia la segunda cuarta parte del siglo. El reporte define además los doce pilares de competitividad: instituciones, infraestructura, ambiente macroeconómico, salud y educación básica, formación y educación superior, eficiencia en los mercados de bienes, eficiencia en el trabajo, desarrollo del mercado financiero, tecnología, tamaño de mercado, sofisticación en los negocios e innovación. El reporte muestra una medición desagregada por cada pilar, sin embargo, esto no significa que sean independientes entre sí puesto que la debilidad que pueda haber en uno causará necesariamente una retracción en el otro.
Las grandes economías tienen que afrontar la situación geopolítica adversa, muy evidente en las tensiones entre Rusia y Ucrania, o China y Japón, así como un escenario complicado en algunos países europeos; mientras que las economías emergentes tienen un ambiente macroeconómico cada vez más sólido y han mejorado en desarrollo de negocios pero la infraestructura, la institucionalidad y la educación siguen siendo los grandes lastres que evitan el despegue.
El gran reto para Latinoamérica es el refuerzo de las instituciones democráticas para que trasciendan gobiernos de turno, y así el planeamiento a mediano plazo y el entendimiento de las repercusiones sociales sean resultado de un consenso responsable sin tintes políticos extremos pero con un rumbo económico bien definido: apertura para dar el salto a ser una economía de primer mundo.
*Puerto Rico es el puesto 32, pero es considerado un “Estado no incorporado” de los EE.UU.
(1) http://www.weforum.org/reports/global-competitiveness-report-2014-2015