Existe más de una postura, algunos dirán que llegó en 1821, otros en 1824. Yo difiero de ellos, aún no llega. Lo que cambió fue el nombre, tal vez las leyes, ya no eran “de indias”, se creó el primer código civil en 1852, y nuestra primera Constitución Política nació en 1823 – desde entonces hemos tenido, incluyendo la vitalicia, otras 11 constituciones. Recordemos, también, que se libró desde fuera, primero con el ejército de San Martín, quien llegó por la ruta conocida como “Del Libertador”, y luego, dado que no pueden brillar dos soles en un mismo cielo, con Bolivar. Estoy hablando de la independencia.
Pero, por qué digo que aún no llega. La idea de Estado moderno y de democracia configuran una búsqueda similar, la de convivencia social. Sin embargo, es difícil hablar de una debida convivencia social forjada por un Estado el cual se ha visto construido por una serie de escándalos. Tenemos el primer gran escándalo que se dio con el boom del guano, los consignatarios privados inflaban los costos de este y subvaluaban las ventas en perjuicio del Estado para conseguir mayores ingresos.
Luego llegó Piérola. Hay quienes dicen que fue Prado, sin embargo, el general Hermann Hamann ha dejado claro que no fue así. Piérola creó una leyenda acusando de desertor al General Prado, condenándolo de haber “robado” el dinero y las joyas de los peruanos para comprar armas a consecuencia de la Guerra del Pacífico. Lo sucedido con Prado fue que su regreso se volvería en una odisea digna de Homero, pues Piérola, aprovechando su ausencia, llevó a cabo un golpe de Estado. Igualmente, en 1930, Lawrence Dennis, asesor del Banco de Inversiones J.W. Seligman, denunció las coimas recibidas por el presidente Leguía y su círculo más cercano a consecuencia de algo que se nos hace muy familiar, contratos de obras públicas. Y, finalmente, sería un graso error olvidar la infame “Página 11”, la cual contenía los precios pactados por el Estado y la International Petroleum Company, la misma que, paradójicamente, desapareció.
Pero aún no respondo la afirmación realizada líneas arriba, la independencia aún no llega. He hecho este pequeñísimo resumen de los diferentes acontecimientos sobre corrupción que han azotado a nuestro país, porque viéndolo así, se hace mucho más entendible todo lo que sucede actualmente con Odebretch y diversas figuras políticas. Tal vez lo raro es que ahora si hay presidentes siendo llevados a procesos judiciales por supuestos actos de corrupción. Entonces, a lo que quiero llegar es: ¿Podemos realmente hablar de independencia cuando el Estado ha sido secuestrado por intereses particulares? ¿Valdrá la pena celebrar el Bicentenario?
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