Es difícil hablar del tema y cuando se empieza una conversación al respecto se nota claramente cómo se van delimitando posiciones, posiciones firmes y en algunas ocasiones apasionadas pues a lo largo de los años, este conflicto que se siente eterno se ha ido manchando de sangre inocente y ha ido construyendo rencor, rabia y odio en los corazones de todos aquellos que se han visto atrapados entre los misiles, balas y bombazos.
Consideramos que es injusto tratar de señalar un culpable, es injusto pues con el rigor de los años, por culpa del fanatismo político y religioso, se han ido eclipsando las fronteras entre el bien y el mal y los bombazos, agresiones y homicidios cobardes han pasado a ser, ante los ojos que han crecido entre ellos, la única forma de solucionar los problemas en una guerra de sordos. Usted podrá decir que Israel actúa de la forma adecuada, otro le dirá que no. Usted podrá decir que Hamas actúa para proteger al pueblo palestino, otro le dirá que no. Para uno alejado del conflicto, para uno que lo mira desde la vitrina de lo ajeno, sólo se ven los misiles ir y venir, las familias siendo destruidas y las inocencias siendo corrompidas por el decreto del rifle, la pistola y el puñal.
¿De qué lado estamos? Estamos de lado del pueblo israelita, que inocentemente ve despegar los misiles. Estamos de lado del pueblo palestino que ve los misiles caer y tiene que vivir siendo vecinos del fanatismo más extremista. Pero sobre todo estamos de lado de la paz, esa paz que sobrevuela los cielos cubiertos de humo mas nunca encuentra dónde aterrizar, esa paz que descansa como un sueño en la mente de la gente inocente que tiene que vivir encarcelada por la violencia y el horror.
Recientemente el Papa Francisco le expresó su preocupación a los líderes de los dos bandos. En sus declaraciones pidió algo a lo que nosotros nos queremos suscribir; el papa pidió “tregua”, “paz y reconciliación de los corazones”. Y es que acá lo de menos son los líderes, lo de menos es la política, lo de menos son los odios y rencores del pasado. Lo más importante es la gente que ve como sus vidas se marchitan con el lanzamiento de cada misil.
Nosotros estamos con los pueblos y deseamos sobre todas las cosas que se termine el sufrimiento y se de paso a la paz y sobre todo, como dijo el Papa, a la reconciliación.
Nuestra solidaridad con los inocentes. Nuestra afiliación al sueño de paz en esa parte del planeta.