Desarrollo humano con economía verde, por Verushka Villavicencio

«El desarrollo humano va de la mano con la economía verde en la medida que, las comunidades nativas en las regiones, puedan ejercer un comercio que respete sus saberes ancestrales y mejore su bienestar considerando a la naturaleza como la casa común que da vida a toda la humanidad».

665

Recientemente se presentaron los retos para la acción climática que resumen el trabajo de varios países de la región organizado por el BID, PNUD, Unión Europea y la Plataforma Regional LEDS LAC. Los retos hacia el futuro post pandemia ven como una oportunidad asociar el desarrollo sostenible con la reducción de la pobreza por medio de la aceleración de economías verdes y resilientes.

El objetivo es mantener la temperatura global debajo de los 1.5°C y así evitar los efectos del cambio climático. Se trata de lograr que los gobiernos generen empleo que incluya a sectores vulnerables migrando de una economía que contamina a una economía verde que incorpore los saberes ancestrales para el cuidado de la naturaleza y su entorno.

En este contexto, los gobiernos regionales de nuestro país son el espacio para crear economías verdes con la participación de la población e incorporando a la misma naturaleza en el proceso. Se trata de concebirla como un ser vivo, cuya voz existe para quien quiera escucharla.

Con esta visión, Peter Wohlleben, ingeniero forestal y autor del libro “La vida secreta de los árboles”, creó en Alemania una “Academia del Bosque”, en la cual entrena guías forestales y cede espacios para cultivos orgánicos a los ciudadanos. Su iniciativa nació al comprobar que un árbol talado no perecía gracias a la acción conjunta de los árboles vecinos que lo alimentaban.

Esta inspiración lo llevó a investigar y descubrir que en las puntas de las raíces existe una “especie de cerebro” que permite a los árboles madre reconocer a sus hijos. De esta forma le envían nutrientes, conectándose con sus raíces. Es casi una forma de amamantarlos. También cuentan con impulsos eléctricos que detectan a los insectos nocivos y determinan las órdenes a seguir para bloquear su avance en el tallo y hojas. De acuerdo a sus investigaciones, afirma que los árboles de los bosques de Europa son familiares y viven debido a una cooperación mutua.

Uno de los fascinantes descubrimientos del ingeniero forestal, implicó comprobar cómo baja la presión arterial de las personas al ingresar a un bosque. Otro estudio señala que los pacientes hospitalizados que tienen contacto visual con un árbol, requieren menos analgésicos. Además, según sus hallazgos, los árboles tienen conciencia, perciben el dolor y emanan sustancias que lo contrarresten. Sucede que los árboles, usando la punta de sus raíces, se abren camino, saborean, prueban y deciden dónde y cómo seguir.

En una entrevista reciente, Wohlleben comenta sobre el incremento de las visitas de las personas a los bosques europeos a raíz de la pandemia. Esta sería una gran oportunidad para la generación de desarrollo humano y economía verde. Recordemos que los bosques absorben los gases de efecto invernadero causantes del calentamiento global, principalmente el dióxido de carbono (CO2), siendo claves para la lucha contra el cambio climático.

En nuestro país, según el Programa Nacional de Conservación de Bosques para la Mitigación del Cambio Climático del Ministerio del Ambiente, tenemos 42 bosques que responden a 7 tipos: en costa (9), sierra (4), selva alta (4) y selva baja (20). Solo en las regiones de Amazonas, Loreto, Madre de Dios y Ucayali, los árboles alcanzan hasta 38 metros de altura.

El pasado junio, el Programa de Desarrollo Forestal Sostenible, Inclusivo y Competitivo en la Amazonía Peruana (Programa Forestal) del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR), del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (MIDAGRI), presentó en San Ramón, Chanchamayo, los logros y buenas prácticas implementadas en los últimos cinco años de labor desarrolladas en Junín, Pasco y Huánuco. Fueron 21 proyectos realizados en 7 regiones amazónicas a cargo de investigadores forestales con equipos multidisciplinarios.

La buena noticia es la firma de un contrato de préstamo entre el Ministerio de Economía y Finanzas y la Cooperación Financiera Alemana a través del KfW Banco de Desarrollo, por 54 millones de euros para financiar el Programa “Fomento y Gestión Sostenible de la Producción Forestal en el Perú”, que será implementado por el SERFOR y dará continuidad a lo avanzado mediante el Programa Forestal. Es así como el empleo, el desarrollo sostenible, la inclusión de comunidades nativas y la preservación de la naturaleza se unen para impulsar los ODS 2030.

El desarrollo humano va de la mano con la economía verde en la medida que, las comunidades nativas en las regiones, puedan ejercer un comercio que respete sus saberes ancestrales y mejore su bienestar considerando a la naturaleza como la casa común que da vida a toda la humanidad.

Lucidez.pe no necesariamente comparte las opiniones presentadas por sus columnistas, sin embargo respeta y defiende su derecho a presentarlas.