Al parecer, el presidente de la República vive en otro país o se encuentra sumergido en el más profundo de los sueños. En un arranque de decisión sin precedentes, el presidente Ollanta Humala, a los dos días de la emboscada terrorista efectuada a patrullas del Ejército que trasladaban material electoral en la región Junín, viajó a la base militar de Mazamari, a fin de supervisar las acciones de lucha contra el terrorismo (¿?). Pareciera que luego de casi cinco años de gobierno y toda una variedad de muertos y atentados en la zona de emergencia, el presidente ha decidido por fin, supervisar –entiéndase no dirigir- las acciones de lucha contra el terrorismo en dicha zona. Cuando el presidente asumió el gobierno el 2011, existía la zona del valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE). Gracias a la “maravillosa” gestión del señor Humala, la zona de emergencia fue incrementada con la del río Mantaro, por lo que pasó a denominarse VRAEM. En otras palabras, la gestión del señor Humala agregó una letra más a la referida zona de emergencia y punto. Así se ha mantenido hasta el día de hoy. No vamos a enumerar los diversos atentados, muertos y destrucciones en la zona en donde la suspensión de las acciones de garantía de diversos derechos fundamentales constitucionales, como el de libre circulación, reunión y la inviolabilidad de domicilio, por ejemplo, ya son cosa normal, casi una costumbre, ¿Hasta cuándo? ¡Solo Dios y el presidente lo saben!
Sin embargo, en su visita a la base militar mencionada, el presidente ha efectuado –para variar- unas declaraciones a la prensa, de las más aventuradas. Afirmó que: «El terrorismo hoy día no es una amenaza para el Estado». Sin embargo, para los ocho militares y los dos civiles asesinados el sábado pasado, el terrorismo sí fue una amenaza y allí están sus cadáveres para probarlo. El terrorismo siempre es una amenaza para cualquier estado y en el caso del Perú en especial, el terrorismo nunca desapareció. Es más, si bien en la década de los noventa el gobierno de Alberto Fujimori hizo retroceder tremendamente a la lacra terrorista de SL y del MRTA, esta no desapareció. Se mantuvo latente, cambiando de estrategia aliándose al narcotráfico y atrincherándose en la actual zona de emergencia, ante la desidia e irresponsabilidad de los gobiernos de Toledo, García y Humala Sin embargo, el presidente Humala, luego de señalar que el terrorismo no es una amenaza –entonces, ¿Qué es señor presidente? ¿Un fenómeno “natural”?-, rechazó las versiones que señalan que el terrorismo ha avanzado en la zona del VRAEM, indicando que las zonas de los valles de los ríos Ene y Apurímac prácticamente están pacificadas. Si están pacificadas, entonces, ¿Por qué continua allí el estado de emergencia? Vaya contradicción ya que, o no están pacificadas en realidad o simplemente si están pacificadas, se olvidaron de levantar el estado de emergencia allí, o hay intereses de por medio. Repito, ¡Solo Dios y el presidente lo saben!
Entonces, si el terrorismo no ha avanzado en la zona, según señala el presidente, ¿Qué espera para levantar el estado de emergencia? Inclusive ha retado al próximo gobierno a «hacer si quiera la mitad de lo avanzado en el VRAEM” (¿?). Nos preguntamos, a qué avances se refiere el presidente, pues los atentados y los asesinatos continúan con cierta periodicidad y bien gracias.
Para remate, el mismo día de las elecciones, cuando los miembros de una mesa, ubicada en el colegio Fernando Carbajal Segura del distrito de Aguaytía, provincia de Padre Abad, en la región Ucayali, desdoblaban las cartillas de votos para su respectivo conteo, encontraron en un ánfora durante el escrutinio, nada menos que cinco cédulas con banderas rojas, con el símbolo de la hoz y el martillo. El mensaje es claro: SL está presente y sigue vivo. Sigue siendo una amenaza aunque el señor presidente no lo crea.
En conclusión, para nuestro aún presidente, el terrorismo hoy no es una amenaza y no ha avanzado en la zona del VRAEM. Los diez muertos del sábado pasado es algo solo “lamentable”, ¿rutinario?, sin relevancia y que demuestra que el terrorismo está en “retroceso”. Repito, ¿En qué país vive este señor? ¿Creerá que son simples abigeos al igual que lo pensó Belaúnde en 1981? Ya vimos lo que costó al Perú tremenda desidia e irresponsabilidad. ¡El terrorismo sigue siendo una amenaza en el Perú y esos diez muertos claman justicia! ¡Despierte señor presidente!