La tragedia que viene viviendo nuestro país –como su agravamiento- no ha dado tregua a la actividad política nacional, teniendo a los principales líderes de los partidos representados en el Congreso acusándose mutuamente de buscar réditos políticos con el reparto de ayuda y de solo aparecer para la foto; y las tribunas de los medios de comunicación como de las redes sociales, han sido el campo de batalla para esta polarización política que se vive en el país.
Pero la pelea madre que se ha visto en la arena política es la que viene siendo protagonizada por los hermanos Fujimori por el control de Fuerza Popular. Aprovechando la coyuntura de emergencia que se vive en el país, los operadores del gobierno en medios y redes sociales se vienen encargando de exaltar –o inventar- divisiones al interior de la agrupación naranja. Un ejemplo de esto es que cuando la bancada de Fuerza Popular anuncia la presentación de un proyecto de ley que no sea del gusto de sectores contrarios al fujimorismo, la prensa y los operadores adeptos al gobierno en redes, destacan –o mejor dicho retuitean- la posición contraria del congresista Kenji Fujimori sobre un tema en particular, como lo han sido los temas del pedido de investigación al Sodalicio en el Congreso (Fuerza Popular se mostró en contra en un primer momento, Kenji Fujimori se valió de su cuenta en Twitter para marcar distancia de su bancada), y recientemente el proyecto de ley de medios presentado por las congresistas Úrsula Letona y Alejandra Aramayo, el cual busca impedir que investigados por corrupción o narcotráfico tengan participación en los directorios de medios de comunicación; el congresista Fujimori nuevamente acudió a su cuenta de Twitter para ponerse del lado de quienes se oponen a este proyecto de ley.
Al margen de las simpatías o antipatías políticas que se puedan tener con el fujimorismo, un punto a favor de esta corriente política es su cohesión y disciplina, la cual se viene viendo desde que esta corriente política aparece en la vida nacional en la década del noventa. No olvidemos que el Presidente de la República en una entrevista concedida al diario español El País ni bien iniciando su mandato, dijo que en la bancada fujimorista había un aproximado de 30 congresistas que podían ser “jalados” para el bando oficialista; aquí la primera voz de alerta para Keiko Fujimori. Ahora vemos que los operadores del gobierno en medios y redes –desde el agravamiento del fenómeno del niño- han empezado a golpear al fujimorismo resaltando las discrepancias de Kenji Fujimori con su bancada, poniéndolo como una persona diametralmente opuesta a su hermana, y buscando hacerlo atractivo para un sector del anti fujimorismo. Otro ejemplo del interés de los medios en motivar y mostrar a un fujimorismo dividido fue la publicación de una encuesta realizada por Ipsos hace dos semanas en el diario El Comercio en la cual se preguntaba a los encuestados con cuál de los hermanos Fujimori se sentía más identificado; la noticia se resaltó en la primera plana. Posteriormente en Canal N se dio a conocer una encuesta en la cual los anti fujimoristas tenían mayor simpatía por el menor de los hermanos Fujimori Huiguchi.
Preguntas para Kenji. ¿Realmente cree que el anti fujimorismo más visceral ha decidido apoyarlo de un momento a otro porque lo ven presidenciable? ¿Cree que la gente –y medios- que lo ha acusado de narcotraficante y zoofilico hasta hace un mes han cambiado su posición de la noche a la mañana?¿Realmente cree que Claudia Cisneros, Rosa María Palacios, Augusto Álvarez Rodrich, Fernando Berckemeyer y los miembros de los colectivos Keiko no va y No a Keiko le van a dar su voto en el 2021? No sea ingenuo congresista Fujimori, esa misma gente que hoy celebra –y retuitea- sus tuitts no dudará en marchar contra usted por considerarlo la cara visible del albertismo; es evidente que lo están utilizando para dividir a su partido por dentro, divide y vencerás dice una vieja frase.
Porque aquí cabe otra pregunta. ¿Quién se beneficiaría con un fujimorismo dividido? La respuesta es sencilla; los partidos de izquierda radical, puesto que ellos y el fujimorismo se pelean los mismos bolsones de votos en los sectores populares, principalmente en el interior del país. Un ardid de estrategia militar llevado a la política, es más sencillo enfrentar a un adversario dividido que a uno que se encuentra cohesionado.
Si los hermanos Fujimori desean que su partido sea gobierno en 2021 y logre un importante número de municipios y gobiernos regionales en las elecciones del próximo año, tienen que reunirse a puerta cerrada y a solas arreglar sus discrepancias; pero el mejor método para arreglar este tema de liderazgo es que los candidatos a las alcaldías y gobiernos regionales en las elecciones de 2018 se definan en elecciones internas, y que ese resultado sea respetado por ambas partes; para que de paso demuestren a la ciudadanía que Fuerza Popular es un partido político con visión a largo plazo, y no la chacra de los Fujimori.