No obstante la separación de poderes en un Estado de Derecho es una de las instituciones básicas de toda democracia, la importancia del congreso frente a otros poderes del Estado no puede ser dejada de lado. La razón es muy sencilla. No solo es el foro donde se crea las leyes, se ejerce una función de control sobre el ejecutivo y se representa a la ciudadanía. Es ante todo un ágora donde sus integrantes se encuentran obligados a concertar, dialogar y negociar para poder sacar adelante las leyes que se requieren en el país. En otras palabras un congresista siempre debe estar dispuesto al diálogo y a la búsqueda de consensos. Claro, esto se da solamente si es que los intereses de la comunidad de encuentran por encima de los intereses sectarios o personales y si la ideologización no ha contaminado la mente de los “padres de la patria”.
Bajo este marco es que esta semana se instaló el nuevo congreso en nuestra nación y después de una pintoresca juramentación (¿es tan difícil decir simplemente “si juro”?) se dio el martes la elección para la nueva presidencia del colegiado, que como ya es sabido ganó Luz Salgado por 84 votos. Lo pintoresco del caso es que se presentó una segunda lista promovida – y no podía ser de otra manera – por el Frene Amplio. Era obvio que esta lista iba a perder y así fue. Esta lista logró solamente 20 votos que pertenecen íntegramente a la bancada del FA, y lo más curioso de todo es que las abstenciones superaron a los votos que esta lista logró (23 votos). En otras palabras, ninguna bancada se tragó esta “movida política”, que estoy seguro es la primera de muchas a las que va a tener este grupo parlamentario en los próximos cinco años (si se mantiene unido claro).
Pero si sabían que iban a perder ¿Por qué el FA presentó una lista? “Divide et impera” (divide y vencerás) este viejo adagio dado por el dictador romano Julio Cesar y posteriormente utilizado por Napoleón es el que me viene a la mente cuando trato de entender el porqué de esta acción enteramente política. Evidentemente las intenciones del FA iban a tratar de dividir – algo muy común en nuestra criollísima izquierda – en dos bandos al congreso y debilitar la legitimidad de la elección de Luz Salgado, quien en su discurso ante el parlamento y en tono conciliador y democrático, tendió puentes dando a entender que no pretende liderar un congreso obstruccionista, sino uno que colabore con las impostergables tareas que este nuevo gobierno tiene. Esto ha sido reconocido por congresistas de diversas bancadas, menos – por supuesto – el FA (más detalles en este enlace)
Ya queda claro cuál va a ser la estrategia del FA en estos cinco años y no podía ser de otra manera, dado que si la izquierda quiere llegar al poder en el 2021 va a tener necesariamente que generar antagonismos y desorden para erigirse como aquella “fuerza renovadora que será la única que salvara al Perú de la opresión neoliberal” y un congreso dividido y poco conciliador apunta lógicamente a la concreción de dicho objetivo, porque por más que lo nieguen sus líderes y por más apoyo que brinden a iniciativas liberales en lo social, un grupo que no condena abiertamente autocracias como las de Venezuela o Cuba, cuyos congresistas desde su juramentación buscan la confrontación y después toman oficinas en el congreso por la fuerza o apoya protestas que no tienen reparos en atentar contra la propiedad privada de quienes no comparten sus ideas o solo ve defectos en todo grupo que no piense igual que ellos, no traducen por sus acciones una defensa e interiorización de principios democráticos.