Definitivamente Martín Belaunde Lossio tiene que ser el prófugo más afortunado de todos. Por pura coincidencia parece que todas las autoridades que han trabajado su captura y resguardado su posterior reclusión han brillado por su incapacidad. Desde Daniel Urresti, que fue sorprendido por la noticia de que Belaunde Lossio estaba en Bolivia, hasta los astutos guardianes que cuidaban que el hombre en prisión domiciliaria no escapara. Tal es la fortuna del ‘criminal peruano’ (como dijo Evo Morales), que todos en el país están convencidos de que detrás de tan poco sorprendente escape están nada más y nada menos que Ollanta Humala y Nadine Heredia.
Es difícil creer en la inocencia del Presidente y su mujer cuando se habla de este tema. Desde que la justicia peruana empezó a “buscar” a Belaunde Lossio se percibió un extraño letargo, la PNP caminaba arrastrando los pies y Daniel Urresti, encargado del Ministerio del Interior en ese momento, parecía no emplear con este caso la efusividad que lo caracterizaba ¿Cómo cruzó la frontera? ¿Cómo se deslizó por el Perú sin que ninguna autoridad lo notara? Todos los peruanos saben que nuestro sistema de seguridad es mediocre pero ninguno se comía el cuento de que era tan mediocre como para que el hombre más buscado del país se filtrara como agua. Las dudas con respecto a la inocencia del Comandante en Jefe del Perú pasaban a ser legítimas sospechas de una conspiración.
Nadine Heredia y su marido negaron nerviosamente al señor Belaunde Lossio como Pedro a Jesús pero luego, ante las abrumadoras evidencias publicadas por la prensa a nadie le cabía la menor duda de que estos habían sido colaboradores muy cercanos y que el aporte de Martin Belaunde en la campaña del 2006 no había sido menor.
Desde Bolivia el caso Belaunde Lossio parecía enfriarse. Mientras estaba alojado en la casa de ‘El Curaca Blanco’, las autoridades peruanas y bolivianas evaluaban qué hacer con el malhechor que tenían entre sus manos; los bolivianos sugerían la expulsión pero los peruanos pedían extradición, quizá esperando que siguiendo este modelo se pudiera evitar que el hombre en cuestión fuera juzgado por algunos temas sensibles una vez en el Perú. Pero todo tomó tiempo, mucho tiempo ¿Suficiente tiempo para planear un ‘escape’? Quizá.
Finalmente Bolivia aceptó la extradición y pocos días después Martín Belaunde Lossio, el Houdini del Perú, se volvió a escapar. Después de tantos procesos, tanta parsimonia y una (más que) probable colaboración entre presidentes la manzana de la discordia desaparecía. Una desaparición que alegra a unos cuantos e indigna a todo un país deseoso de que se haga justicia ante la corrupción ¿Qué cosas tan terroríficas esconde Belaunde Lossio? ¿Por qué parece que Ollanta Humala y su esposa tiemblan al escuchar su nombre?