Editorial: Viendo hacia adelante

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Tras la primera vuelta, disputada el domingo pasado, han quedado como finalistas Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski. Con esta calificación, sin embargo, no solo se establece la victoria de estos candidatos sobre sus adversarios, también se consolida la victoria del modelo económico vigente sobre las alternativas que proponían cambiarlo, representadas en estas elecciones por Verónika Mendoza, Alfredo Barnechea y Gregorio Santos.

Los candidatos que proponían el cambio de rumbo económico, siendo los más radicales la del Frente Amplio y el de Democracia Directa –quienes hablaban de cambiar la Constitución–, sustentaban su posición amparándose en ser los representantes de lo que el pueblo exigía. No obstante, tomando en cuenta el apoyo obtenido en las urnas, difícilmente puede escucharse un clamor popular a favor de un viraje, aunque sin duda se trata de una minoría que, en el siguiente quinquenio, se hará escuchar. Esto, de forma especial, por el rol que tendrá el Frente Amplio en el nuevo Poder Legislativo.

Ahora más que nunca no cesarán las críticas al llamado modelo ‘neoliberal’ pues, después de mucho tiempo, nuestro Congreso tendrá en sus filas a legisladores defensores de una izquierda doctrinal. Claro, usted podrá hablar del nacionalismo como una fuerza de izquierda y si bien se puede categorizar como tal, quienes lo representaban se notaban –y de hecho lo fueron– más permeables a una moderación de discurso, más pragmáticos (por decirlo de alguna manera) que dogmáticos. El reto del siguiente gobierno, por ende, no solo será lograr llevar a cabo aquello que propusieron durante la campaña, también implicará ganarle la batalla política a los que representarán la más férrea oposición en el Poder Legislativo.

Sería un gravísimo error de quien se haga del sillón de Pizarro, ya sea PPK o Fujimori, dejar de trabajar en el modelo económico. Está claro que no se trata de destruirlo para construir otro, como de hecho querían hacer aquellos que profesan un nuevo orden, pero sí se trata de construir sobre los buenos cimientos que tenemos y mejorarlos en aras de lograr una estructura que no solo propicie el crecimiento y la reducción de la pobreza, sino también la libertad.