En el último debate republicano organizado por la CNBC, el neurocirujano Ben Carson -en ese momento segundo en las preferencias de su partido solo por detrás de Donald Trump– mantuvo una postura neutra durante toda la noche, sin arremeter contra ningún rival en particular y manteniéndose al margen de las polémicas de aquella jornada. Tanto así que, tras el debate, CNN calificó a Carson como alguien que ‘ni ganó ni perdió’ lo que aumentó la incertidumbre respecto a cómo evolucionaría sus preferencias para las internas de los republicanos.
Al parecer el resultado fue positivo. Esta semana se supo que Carson ya ha desplazado al histriónico Trump y encabeza las encuestas de las primarias de su partido. A un año de las elecciones que definirán al sucesor de Barack Obama, el neurocirujano es el único republicano que -en las encuestas- consigue empatar con la demócrata Hillary Clinton (ambos obtienen el 47% de la intención de voto).
Así por ejemplo, si la contienda se resolvería entre Clinton y Trump, la ex primera dama tendría una holgada ventaja de 8 puntos porcentuales; mientras que, si su contendiente fuera Jeb Bush, la diferencia sería un mínimo de 4%. Por último, si se enfrentara al senador Marco Rubio; Clinton obtendría un 47% frente a los 44% del republicano (apenas 3% de diferencia).
La ventaja respecto a Donald Trump radica en el fuerte rechazo que el magnate genera en el voto independiente; sector que, según sondeos, estaría más dispuesto a apoyar la candidatura republicana de Carson que de Trump.
¿Quién es Carson?
Las últimas estadísticas de los sondeos de opinión entre los republicanos, colocan a Ben Carson (29%) por encima de Donald Trump (23%) gracias al crecimiento ininterrumpido que ha tenido el neurocirujano y al estancamiento del millonario quien, según especialistas, ya habría alcanzado su techo en las preferencias.
Ben Carson es un neurocirujano que nació en los barrios pobres de Detroit y se crió en la miseria de Boston solo con su madre. El hoy médico jubilado cuenta que trabajó mucho para contrarrestar los embates de la adversidad y cumplir su sueño: ser doctor. En 1987 saltó a la fama cuando separó -junto a un equipo médico de 70 personas- a dos siameses alemanes de apenas siete meses de nacidos unidos por la cabeza. La operación duró casi 22 horas y logró salvar a ambos niños.