El (atropellado) retorno del rey

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El rey del polvo, Rafael Nadal, volvió a su hábitat la semana pasada, pero cayó sorpresivamente en las semifinales ante el italiano Fabio Fognini (#28). De esta manera, el nueve veces campeón de Roland Garros no pudo defender su título en el ATP 500 de Río de Janeiro. Aunque su derrota en Brasil fue inesperada, aún más extraña es su presencia en el ATP 250 de Buenos Aires, el torneo de menor jerarquía de la semana (los otros eventos disputados en simultáneo son el ATP 500 de Dubái y el ATP 500 de Acapulco). Si bien el torneo de Buenos Aires es el único de los tres que se disputa sobre arcilla, es extraño que Nadal priorice tanto la tierra batida cuando sus siguientes torneos obligatorios son Indian Wells y Miami –ambos sobre cancha dura-.

Favorito en su superficie favorita

Nadal llegó a Río como el amplio favorito al título. No solo había ganado la última edición del torneo, sino que el único otro “Top 10” en el cuadro era David Ferrer (#9). Y no es que “Ferru” sea un jugador de bajo nivel, pero la supremacía de Rafa sobre David ha sido innegable (Nadal ha derrotado a Ferrer en 18 de los 20 encuentros que disputaron entre sí sobre arcilla). Ni decir que Tommy Robredo –tercer sembrado- y Fabio Fognini –cuarto sembrado- nunca le habían ganado al mallorquín. Desde luego, Nadal no se hallaba en su mejor momento (de hecho, acaba de caer al cuarto lugar del ranking ATP); sin embargo, la tierra batida siempre ha sido su superficie más fructífera, aquella a la cual su juego está adaptado casi por naturaleza.

Un camino tortuoso

Rafa comenzó el torneo con buen pie, aunque sin deslumbrar. En primera ronda, venció al local Thomaz Bellucci (#64) por 6-4 y 6-1 y en segunda ronda derrotó a su compatriota Pablo Carreño Busta (#55) por 7-5 y 6-3 en un partido pobre. En cuartos de final, por fin Nadal encontró cierta resistencia. Y es que se enfrentó a Pablo Cuevas, quien venía de ganar el ATP 250 de Sao Paulo la semana previa y se hallaba en la mejor ubicación de su carrera. El uruguayo, de estilo más agresivo, fue un dolor de cabeza para el español durante gran parte del partido. Eventualmente, sería la debilidad psicológica del uruguayo (y la fortaleza de Nadal en el rubro) la que le daría la vuelta al encuentro. Así, cuando Cuevas sacaba 6-4 y 5-6, no pudo con la presión y cedió un quiebre muy valioso (ya que significaba el set). Desmotivado por la situación, Cuevas se perdió en la cancha y no volvió a ganar ningún game. El marcador final fue de 4-6, 7-5 y 6-0 para el español.

Batido en la tierra batida

El partido frente a Cuevas culminó muy entrada la madrugada (pasada las 3:00am) y al día siguiente –perdón, ese mismo día más tarde- era la semifinal ante Fognini. Uno pensaría que ello representaba una desventaja considerable para Nadal; no obstante, habría que recordar que, pocas horas antes, Fognini salió rengueando del estadio, luego de las extenuantes 3 horas y 12 minutos que duró su enfrentamiento contra Federico Delbonis [el marcador final de tal encuentro fue de 6-4, 6-7 (10-12) y 7-6 (11-9)]. Dado el esfuerzo monumental realizado por el italiano para avanzar a semifinales, no sorprendió que Nadal ganase rápidamente (por 6-1) el primer set. Dado que todo indicaba que el partido sería un mero trámite para el zurdo, llamó mucho la atención que el italiano se recuperara casi mágicamente para llevarse el segundo set por 6-2. El último parcial fue quizás el mejor de los tres. Ambos jugadores levantaron su nivel y al final, contra todo pronóstico, fue el temperamental Fognini quien capitalizó en su tercer match point para batir al rey de la tierra batida por 1-6, 6-2 y 7-5.

El fin a la vista

Agotado, Fognini no fue rival para Ferrer en la final del campeonato y David se llevó el título por 6-2 y 6-3. Visiblemente emocionado –como si se tratase de su primer trofeo-, Ferrer celebró a sus anchas. La audiencia quizás se extrañó ante la fascinación del español, hasta que llegó el discurso. Elocuente en su mensaje, David Ferrer hizo más de una referencia al final de su carrera, tal vez especulando a que este sea su último título ATP. ¿Será que el retiro está próximo para el español? A sus 32 años, es posible. ¿Y en cuanto a Nadal? Por el momento, no pareciera haber mayor motivo para preocuparse. Hace dos años, Rafa perdió en la final del ATP 250 de Viña del Mar ante Horacio Zeballos –entonces #73-, para meses más tarde alzar por octava vez la Copa de los Mosqueteros en París. Habrá que estar atentos a la temporada de arcilla. De todos modos, así no gane ningún evento hasta entonces, Rafael Nadal, la leyenda del polvo de ladrillo, será el favorito a ganar su décimo título en Roland Garros.


** Resumen de la semana pasada**

  • Río de Janeiro (ATP 500): David Ferrer (#9) a Fabio Fognini (#28) por 6-2 y 6-3.
  • Delray Beach (ATP 250): Ivo Karlovic (#29) a Donald Young (#56) por 6-3 y 6-3.
  • Marseille (ATP 250): Gilles Simon (#17) a Gaël Monfils (#21) por 6-4, 1-6 y 7-6 (7-4).
  • Ranking ATP: Rafael Nadal cayó una posición al #4, por lo que Andy Murray subió al #3. Grigor Dimitrov ascendió al #10 y dejó fuera del “Top 10” a Marin Cilic –ahora #11-.

*** A prestar atención esta semana ***

  • Dubái (ATP 500): Roger Federer (#2) buscará ganar por séptima vez en el desierto; Novak Djokovic (#1), Andy Murray (#3) y Tomas Berdych (#8) son los otros “Top 10” en el cuadro.
  • Acapulco (ATP 500): Grigor Dimitrov (#10) pretende retener el título, pero Kei Nishikori (#5) y David Ferrer (#9) no se lo harán nada fácil.
  • Buenos Aires (ATP 250): Rafael Nadal (#4) es el único “Top 10” en el evento de menor jerarquía de la semana.