El domingo en la mañana, una bomba de gran potencia estalló en una iglesia en el Cairo, capital de Egipto. El atentado ha dejado por lo menos a 25 fallecidos y 49 heridos. La presidencia del país ha declarado tres días de duelo por un acto que calificó de «terrorismo».
«Tan pronto como el cura nos instó a preparar la plegaria, sucedió la explosión (…) El polvo cubrió la sala y buscaba la puerta, pero no podía ver nada (…) Al final, pude salir en mitad de gritos, había mucho gente tirada en el suelo «, explicó a Reuters Emad Shukri, un fiel que se hallaba en el recinto.
Este sería el ataque más violento en los últimos años contra la minoría cristiana copta, que representa al 10% de la población egipcia. La bomba detonó en la sección dedicada a las mujeres de la iglesia de San Pedro y San Pablo, adyacente a la catedral de San Marcos, sede del patriarca de la Iglesia Ortodoxa Copta, la principal confesión cristiana del país.
La explosión ocurrió aproximadamente a las 10:00 a.m., cuando la iglesia estaba llena de fieles por la misa dominical. Según medios locales, el explosivo estaba compuesto por 12 kilos de TNT. Se presume que una mujer lo habría depositado en el templo poco antes de la deflagración.
Este atentado ha sucedido tan solo dos días después de otro ataque con bomba, el cual provocó la muerte de seis policías, también en el Cairo. Desde el golpe de Estado de 2013, cuando el presidente islamista Mohamed Morsi fue derrocado, Egipto es escenario contíuno de atentados de inspiración islamista, que han resultado en cientos de víctimas mortales