[EDITORIAL] El Congreso entorpece la recuperación económica

2.008

En medio de la actual desaceleración de la economía, la pasividad del Legislativo lo hace cómplice del deterioro del crecimiento. La razón es evidente: muchas medidas necesarias, desde la aprobación de los “paquetes” del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) anunciados el año pasado hasta la aprobación de incrementos en el gasto público por encima del límite (1.0% de déficit fiscal) requieren de aprobación por parte del parlamento. Por este motivo, el día de ayer el ministro de Economía y Finanzas, Alonso Segura, enfatizó que tanto el Fondo Monetario International (FMI) como el Banco Mundial (BM) guardan absoluta confianza en que las medidas reactivadoras propuestas por el Ejecutivo al Legislativo serán aprobadas de manera oportuna.

En este diario, sin embargo, no contamos con la misma fe en el parlamento. Luego de un mes de haber sido remitido por el MEF, el Congreso de la República aprobó ayer, en la primera de dos votaciones, ampliar el déficit fiscal de 1.0% a 2.0% para 2016 y de 1.0% a 1.5% para 2017; asimismo, el dispositivo permitirá al gobierno alcanzar el déficit fiscal de 1.8% planteado para este año. La votación fue cerrada, con 41 votos a favor, 32 en contra y 23 abstenciones (alrededor de 30 congresistas, para no perder la costumbre, no estaban presentes en la sesión del mal llamado “Pleno” del Congreso). Adicionalmente, se rechazó el intento de eximir de segunda votación a la medida, lo que genera incertidumbre sobre la segunda votación considerando el alto número de abstenciones. Si el FMI y el BM prevén expansiones de 3.8% o más, es lógico suponer que el desempeño económico del país estaría por debajo de esta cifra en caso el Congreso rechace la propuesta del MEF.

Ante esto, y teniendo en cuenta el magro desempeño de la economía en el primer bimestre de año (1.3% comparado con el mismo periodo de 2014), el Legislativo debe tomar cartas en el asunto y autorizar estas medidas, que aunque actúan con rezago cuentan con el amplio apoyo de los expertos en el tema, lo antes posible. No obstante, la actitud por parte de los parlamentarios es de pasividad e, incluso, de autocomplacencia. El peor ejemplo de esto lo dio ayer el congresista Luis Galarreta, quien afirmó que las propuestas son “piquetes de diferentes temas pero no forman un plan concreto” y que ve “dejado” al gobierno puesto que “no se está haciendo ningún trabajo para aprobar estas iniciativas de ley”. En otras palabras, las políticas propuestas por el MEF no son aprobadas porque sean malas o ineficaces sino porque, o no son suficientemente buenas a juicio de los parlamentarios (en cuyo caso, había que preguntar si son preferibles a no hacer nada), o no se les está “animando” lo suficiente para asumir su responsabilidad en materia de legislación económica. En ambos casos, la posición del parlamento es irresponsable.

Lo paradójico de todo esto es que varios parlamentarios han dedicado las últimas semanas a criticar al gobierno por la situación de la economía. Esto en primera instancia está muy bien, pues el gobierno ha cometido errores importantes (sobre todo en lo que respecta al proyecto Conga y el funesto intento de compra de La Pampilla) durante los últimos cuatro años que nos han costado caro como país. Sin embargo, en Lucidez rechazamos que quienes cuestionan la efectividad en la ejecución del gasto y la desaceleración de la economía sean al mismo tiempo aquellos que obstruyen las pocas buenas iniciativas del Ejecutivo, como son las últimas medidas fiscales del MEF. Si a esto se suma la timidez del BCR, que tiene una influencia decisiva sobre la economía en el corto plazo, el resultado es un cóctel en detrimento de los millones de peruanos trabajadores cuyas expectativas vienen siendo decepcionadas. Es hora que el Congreso deje de lado su pasividad para tener la autoridad moral que le permita ejercer la crítica que le corresponde.