El día que Chale me mandó a comprar una gaseosa, por Alfredo Luna Victoria

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Con 70 años Chale fiel a su estilo cerró una buena temporada con Universitario de Deportes. El año pasado tomó las riendas de un cuadro crema y logró recuperar su mística, la misma con la que lo sacó bicampeón nacional en 1999 y el 2000.

Recuerdo tan sólo hace un par de años, el ‘Maestro’ dictaba un curso de un taller de periodismo deportivo que decidí tomar. Sus dos horas a la semana eran lo mejor de aquella experiencia, aunque las clases no eran del todo ilustrativas, las historias de Chale hacían que todos le prestáramos atención como niños y reventáramos de la risa como si un amigo nos contara una broma.

En el taller había también unos “famosos” periodistas deportivos del medio local que se juraban la “última chupada de mango”, misma razón por la que los alumnos esperábamos con ansias las clases del ‘Maestro’, quien siendo mundialista jamás tuvo un gesto de soberbia a diferencia del otro par.

La relación interpersonal que maneja Chale con sus pupilos es un vínculo especial, potenció a jugadores plantel crema que andaban perdidos en el tema anímico, salió campeón del torneo Apertura y luchó el campeonato nacional hasta el final.

Definitivamente nada esto me pareció coincidencia, nunca vi jugar al ‘Niño Terrible’, pero siempre escuche hablar de él. Desde mi padre hasta las historias de los taxistas que añoran que la ‘bicolor’ de hoy llegue al menos a ser una sombra de aquella de México 70.

“Era de esos jugadores por los cual uno pagaba para ir a ver al estadio, un espectáculo, ponía la pelota donde quería, siempre lanzaba sus pases a distancias con un bote extraño” me comentaba un nostálgico taxista al hacerme la carrera.

Con todo lo que había escuchado, oírlo y verlo dos veces a la semana era como conversar en persona con Ronaldinho, salvando excepciones. El ‘Maestro’ sabe manejar grupos humanos, porque los futbolistas antes de deportistas son eso, seres humanos.

Así seas futbolista profesional o alumno uno siempre termina aprendiendo con alguien como Chale. Un día me pidió que me acercará en plena clase, sacó su billetera y me dio un billete de diez soles. “Toma, ve y compra a la tienda una gaseosa helada para todo el salón” dijo. Me quede tonto y al regresar con el botellón, soltó “No vaya tener ron” e hizo que todos riéramos. Al momento de entregarle el vuelto insistió que me lo quedara. El día siguiente volvió a repetir el gesto. Simplemente genial.

Roberto Chale es un hombre de fútbol, pero muy aparte de eso, sabe llegar a los jugadores, lo ha demostrado esta temporada, dejando en claro que lo del año pasado no fue suerte. Parece que todo está listo que siga al mando del equipo crema un año más y tendrá el reto de enfrentar la Copa Libertadores. Habrá que ver qué resultados traerá seguir a su estilo, que va en contra de todo lo que “ahora” es el fútbol.

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