Cada vez se van vislumbrando los favoritos de las elecciones conforme se acerca el día de la votación. Casi todas las encuestadoras han coincidido en los mismos cinco que encabezan los sondeos. El único cambio que sorprendió sobremanera fue el ascenso de Julio Guzmán al punto de ubicarse en un débil segundo lugar de las preferencias. En lo que respecta a los otros favoritos, cada semana surge el destape de un ‘anticucho’ nuevo. Ayer lo fue con Fujimori y Garcia, hoy lo es con Acuña. Pero si hay alguien que está pasando desapercibido, ese es Kuczynski. Sobre él van las siguientes palabras.
Digamos, PPK camina casi inadvertidamente. Los medios no lo tienen en la mira como lo tienen a Acuña Peralta. Y por eso es que llama la atención. Se le ve ‘caleta’, pasando ‘piola’, evadiendo con astucia las preguntas de los periodistas y utilizando bromas y risas cuantas veces sea necesario; pero además es uno de los que menos se pasea por los canales ofreciendo entrevistas. Kuczynski ha sabido evitar improperios con otros candidatos, encasillándose en una aparente estrategia de marketing zanahoria o en un discurso demasiado concertador entre posturas de izquierdas y derechas donde no termina a tener una posición marcada sobre algo.
Sin embargo, ahí se encuentra su debilidad. Es decir, porque intenta conciliar posturas bien enfrentadas y, además, cambia de opinión con mucha rapidez, o sea, un día está de acuerdo y otro día en contra de alguna reforma. Es capaz de lanzar una opinión desbocada y arrepentirse a la semana siguiente. No me van a decir que no. No van a negar ahora que PPK siempre ha tratado de posicionarse en lo que la mayoría dictamina luego de haberse lanzado con una posición contraria. Porque, vamos, hay varias circunstancias donde el candidato ha sorprendido a la sociedad con sus vaivenes ideológicos. Si no, vean.
La primera de todas es reciente. El desacierto que tuvo junto a Carlos Bruce de apoyar exclusivamente la Unión Civil ‘No Matrimonial’ (es decir, solo el aspecto patrimonial), encendió las conocidas iras del sector más progresista del país. Fue un intento de congraciarse con la población LGTB y, a la vez, simpatizar con los conservadores deslindando de la posibilidad de instaurar el matrimonio igualitario. Pero la idea le vino mal porque hoy en día ninguno de los grupos quieren unión civil. La propuesta, tal y como lo plantearon, fue más que impopular.
Pero hay un tema más delicado: El aborto en casos de violación. PPK llegaría al poder con una posición tremendamente ambigua o, mejor dicho, de una despreciable doble moral. Es decir –para quienes no lo recuerdan- Kuczynski fue promotor de la conocida Marcha por la Vida en el 2013. Ante los medios declaró aquel año: “Debemos estar ahí [en la Marcha por la Vida], el Perú necesita vida y moralidad”. Y, ya saben, actualmente el candidato tiene una posición contraria, si no ambivalente: Mientras él se declara enemigo del aborto, sus más cercanos representantes, Bruce y Martín Vizcarra, declaran que en un eventual gobierno de su partido sí se apoyaría el aborto por violación. Díganme si esta no es la peor inconsistencia hasta el momento demostrada por un candidato.
Recordemos también que en noviembre pasado, Kuczynski mostró su total apoyo (sic) al proyecto de ley que planteó que los afiliados a las AFP puedan retirar el 95.5% de sus fondos al momento de jubilarse. A pocos días de marcar enfáticamente esa posición se rectificó y declaró estar en contra.
Tampoco nos olvidemos de su «sí y no» sobre el nuevo régimen laboral para jóvenes. Estuvo gustosamente de acuerdo en un principio. Pero, claro, había opinado con mucha anticipación, cuando las marchas y protestas contra la ley no se habían dado. Justamente, cuando vio PPK que el rechazo era enorme cambió de parecer diciendo que ‘había metido la pata’ al no leer la ley completa. Así, como si nada, volvió a retractarse.
Nos hemos ensañado mucho contra Guzmán u otro candidato, pero no nos olvidemos que el de la mala memoria, si no el de inestables posiciones es Pedro Pablo. Con tanta razón ha comenzado a bajar en las encuestas. Y eso que no hemos metido aquí el tema de la falsa renuncia a su nacionalidad, tantas veces anunciada a los medios. ¿Acaso no es otro ilustre referente de la anti-política que tanto daño nos hace a los peruanos?