En la Europa antigua era fácil diferenciar a plebeyos de nobles sólo con observar su forma de comer. Si bien esta actividad siempre involucraba las manos, una sutil diferencia separaba a los aristócratas del poblador común. Los plebeyos utilizaban todos los dedos de la mano al momento de comer mientras que los nobles y educados sólo utilizaban tres, evitando ensuciarse el dedo anular y el meñique.
Habían incluso otras reglas de buenas costumbres a tener en cuenta como tomar trozos de carne que no sean tan grandes que no quepan en la boca y no dejar los dedos mucho tiempo dentro del plato.
Si bien el tenedor aparece en la historia utilizado por los antiguos egipcios y ha sido encontrado en tumbas chinas ancestrales y si bien se tiene conocimiento que fue usado por los antiguos griegos y romanos, su uso por aquellos días se limitaba a la cocina y no como herramienta para llevar los alimentos a la boca.
El tenedor como herramienta personal fue inventado muy probablemente en el imperio bizantino durante el siglo IV. Se tiene noticia luego de algunos nobles que en el imperio persa utilizaban instrumentos similares entre los siglos VIII y IX y hacia el siglo X el tenedor era ya de uso común en el medio oriente.
El tenedor parece haber llegado a Europa a mediados del siglo XI de la mano de la emperatriz bizantina Teodora Anna Doukaina, hija del emperador bizantino Constantino X Doukas, quien se había casado con el Dux (príncipe) de Venecia, Doménico Selvo.
Teodora era una mujer muy extravagante. Entre sus exquisiteces estaban incluidas el uso del tenedor, recipientes de agua para enjuagarse las manos luego de comer y servilletas. Teodora murió joven presa de una enfermedad degenerativa lo que fue visto por sus detractores como un castigo divino por su forma excéntrica y extremadamente delicada de vivir.
El tenedor llegó a ser llamado “Instrumentum diaboli» – instrumento diabólico – por religiosos y creyentes de la época tanto por su forma de trinche satánico como por el suplicio que significaba utilizarlo, al momento de comer, generando constantes heridas en la lengua, el paladar y los labios de los inexpertos comensales.
El tenedor se hizo muy popular principalmente en Italia por lo fácil que era comer los tallarines con él y hacia el año 1600 ya era usado por todas las clases sociales italianas.
Era usual entonces que los invitados llegaran a las fiestas con sus tenedores y cucharas personales guardadas en unas cajitas que se conocían con el nombre de “cadena”. Esta costumbre fue luego introducida en Francia por Catalina de Medici quien dicen no sólo utilizaba el tenedor para comer sino también para rascarse la espalda.
El tenedor era considerado cursi y siempre quedo en segundo plano frente a comer con los dedos hasta que comenzó a popularizarse a lo largo y ancho de Europa por el siglo XVIII. El tenedor curvo que utilizamos en nuestros días fue inventado en Alemania a mediados del siglo XVIII.