El internet de las cosas para la ganadería, por Verushka Villavicencio

Ejemplos como los de Grandin o Fung son oportunidades para la transformación del campo y la generación de bienestar. Es hora de innovar en la ganadería cumpliendo los ODS 2030. ¡Sea bienvenido el internet de las cosas en los establos peruanos!

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A sus 18 años, Temple Grandin inventó una máquina de abrazos para aliviarse a sí misma de la ansiedad. Aún no había sido diagnosticada como una persona autista. Hoy, dicho artefacto es probado en niños de esta condición, ayudándoles a disminuir la tensión o angustia. Sus observaciones también sirvieron para revolucionar el sistema de la industria ganadera a nivel mundial, pues contribuye a que se proporcione un trato humanitario a los animales.

Debido a sus aportes, fue nombrada miembro de la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Agrícolas y Biológicos en el 2009. Recibió galardones por sus investigaciones en universidades de Canadá y Estados Unidos, siendo incluida en el Salón de la Fama de la Mujer en New York. Es zoóloga, etóloga y profesora de la Universidad Estatal de Colorado.

La historia de Grandin inicia cuando descubre la necesidad de un trato digno para el ganado. “Creo que usar animales como alimento es ético, pero tenemos que hacerlo bien. Merecen una vida digna y una muerte indolora. Les debemos respeto”, declara en un post vía redes sociales. En nuestro país contamos con Raquel Fung, ingeniera zootecnista, quien, para resolver el desfase en el ciclo de producción de leche en el ganado vacuno, incluye el uso del internet de las cosas en los establos peruanos.

Sucede que, actualmente, la producción de una vaca es cada 14.4 meses entre los partos, cuando el estándar internacional es de 13.5. Esto significa que, si dicho animal no produce leche, desemboca en una pérdida para el ganadero, pues todos los vacunos la obtienen únicamente luego de parir.

Para que lo expresado anteriormente sea eficiente, las vacas deben quedar preñadas alrededor de los 129 días post parto, según Fung. Una de las razones del desajuste en el tiempo se debe a infecciones en el endometrio que le impiden gestar. Entonces, es necesario diagnosticar las irregularidades para que puedan tratarla y así evitar que termine en el camal.

Los ganaderos las inseminan hasta tres veces y si estas no conciben, su destino está marcado. ¿Cómo se puede efectuar el diagnóstico? Raquel está implementando un procedimiento que se proyecta para 10 establos en Pisco, Trujillo, Barranca, Ica y Arequipa para este 2021. Consiste en recoger una muestra del endometrio de la vaca, el cual es analizado por un microscopio especializado.

Se toman fotos de la prueba para posteriormente ser subidas a la nube a través de un aplicativo que se encuentra en el celular. Mediante el uso de algoritmos se determina si la vaca está infectada. Con esta información, el encargado invierte en su sanación y previene sacrificarla. De esta manera, permanece con vida aproximadamente 3.5 lactaciones en vez de 2.2.

“Se estima que el 30% de las vacas presuntamente saludables tienen endometritis y, con este procedimiento, se bajaría en 15% el descarte por reproducción. Para nosotros es clave que el personal a cargo de cada establo se capacite y creo que podemos lograr un gran salto generando oportunidades para el empleo digno en comunidades pobres del país”, enfatiza Fung.

Según el Estudio de Ganadería Lechera en el Perú, elaborado por el Ministerio de Agricultura y Riego (MINAGRI) del 2017, tenemos 85,9% de productores con menos de 10 cabezas de ganado y 13,4% que poseen entre 10 y 49. Solo el 0,7% cuentan con más. De otro lado, en el Plan Nacional Ganadero 2017 (MINAGRI), se consigna en el objetivo específico 2, “elevar los niveles productivos a través del uso eficiente de la tecnología e innovación”, tomando como indicadores para el 2027 que 50,000 mil productores estarán capacitados en el control y prevención de enfermedades a nivel nacional y 650,000 aplicarán buenas prácticas ganaderas.

Este es un escenario favorable para tecnificar los quehaceres dentro de un establo, mejorar la producción lechera haciéndola más eficiente y aumentar el consumo de este producto por cada peruano, pues a mayor productividad, el precio de la misma podría bajar y, con ello, ser accesible a más ciudadanos en condiciones de pobreza.

La pandemia nos enseña que, solo si incorporamos la innovación y la tecnología con un enfoque de desarrollo humano, podremos romper paradigmas para establecer el desarrollo sostenible. Ejemplos como los de Grandin o Fung son oportunidades para la transformación del campo y la generación de bienestar. Es hora de innovar en la ganadería cumpliendo los ODS 2030. ¡Sea bienvenido el internet de las cosas en los establos peruanos!

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