Por Saúl Hidalgo
Hoy en día, Argentina vive una de las crisis más fuertes de su historia, y es un problema económico fortísimo. El problema a fondo es su enorme adicción al gasto público, y no me refiero a que el gasto público sea más o menos alto de lo que sería conveniente, o de lo que a los argentinos les gustaría, si no de un gasto público tan grande que Argentina no se lo puede permitir.
En primer lugar, Argentina en los últimos 60 años lleva gastando más de lo que recauda, es decir con déficit fiscal. Durante esos 60 años han tenido 4 crisis abrumadoras, ahora están luchando para que no ocurra la quinta. Argentina enfrenta a una triple dificultad, tiene déficit exterior, déficit público y doscientos cincuenta mil millones de dólares de deuda externa y como sabemos por economía básica los déficits y las deudas se tienen que pagar. Así también, Argentina es uno de los países con los impuestos a las empresas más altos de todo el mundo. Todo ello generó que la industria y en general la economía argentina no sean competitivas y que los capitales se fugaran hace mucho tiempo de Argentina en busca de refugio.
En segundo lugar, Argentina es muy dependiente de la financiación extranjera, según el Instituto de Finanzas Internacionales la mayor parte de la deuda estatal y corporativa de Argentina está denominada en dólares y otras divisas extranjeras. Por eso es tanto el volumen de las reservas extranjeras del banco central argentino como el tipo de cambio son muy importantes. Por añadidura, se necesitan reservas para poder pagar las importaciones y hacer frente a los pagos de la deuda, pero como Argentina tiene un saldo negativo es decir consume más dólares que los que obtiene necesita que alguien le preste esos dólares, que los inversores lleven divisas al país. Argentina tiene un gran problema, si el peso se deprecia pues evidentemente pierde su valor, pues siendo honestos nadie quiere tener sus ahorros en una moneda que pierde su valor tan rápido.
En tercer lugar, hacer reformas nunca es fácil, pero es hora que la Casa Rosada tome acciones, es el momento que Argentina aplique medidas más agresivas. Tomo como referencia a la evidencia histórica, por ejemplo, entre un cambio agresivo y uno gradual, los antiguos países de la órbita soviética en 1989 el modelo comunista se desplomó hubieron países que tomaron y aplicaron cambios drásticos casi de la noche a la mañana y otros países que apostaron por medidas graduales, los que tuvieron mejores resultados fueron los que hicieron las reformas de golpe, países como Estonia, Letonia, Lituania, Polonia y la República Checa fueron los que apostaron por la reforma del golpe y sí al principio fue duro, en pocos años empezaron a crecer y lograr todo tipo de inversiones hasta tal punto que hoy estos países casi todos eran muy pobres en 1989 ahora tienen un nivel de vida superior a Portugal, España o cualquier país Latinoamericano. En cambio, a los que aplicaron medidas graduales como países como Ucrania, Rumania o Armenia los cuales no les han ido bien ni en términos económicos ni en lo social.
Finalmente, es una decisión que tiene que tomar el gobierno de Macri, aprovechar o no el dinero del FMI (Fondo Monetario Internacional) para llevar a cabo reformas de peso, si Argentina no corrige el déficit público el futuro es muy desalentador. Sacar préstamos a altos intereses y aplicarlos en obras banales no es sinónimo de gobernar bien, gobernar bien es hacer las reformas de fondo, y se debe comenzar por recortar los gastos públicos.
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