El peregrinaje saludable de Pedro Cateriano

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El peregrinaje del Presidente del Consejo de Ministros, Pedro Cateriano, ha sacado a la clase política de la judicialización del debate nacional, para regresarlo al diálogo entre partidos. El instinto político de Cateriano le ha dicho que no se meta a discutir si tal o cual líder es corrupto o no, sino que les hable de entendimiento para la unidad; y de unidad para reactivación económica.

El anuncio de Alonso Segura, ministro de Economía, de que en octubre tendrá lugar en Lima la Reunión Anual de las Juntas de Gobernadores del Grupo del Banco Mundial (BM) y del Fondo Monetario Internacional (FMI), así como Sétima Reunión de Ministros de Finanzas de América Latina y el Caribe (ALC), como reconocimiento de una continuidad agridulce de la acertada política económica peruana, desde Fujimori, pasando por Paniagua y Toledo, García y Humala, facilita el desplazamiento de la judicialización del debate nacional, para enfocarlo en el incremento de dinero en el bolsillo de los contribuyentes

Y de la mano de la cita financiera, Bernardo Roca Rey, presidente de la Sociedad Peruana de Gastronomía fundada por el chef Gastón Acurio, comenta, en los canales de televisión, las vicisitudes de la gran comilona limeña: la Feria Gastronómica Internacional, que busca el mejor sitio para instalar sus mesas de prueba de los manjares criollos e importados más atractivos, al servicio del fino paladar de propios y extraños. Una versión peruana de dos viejos adagios paganos: pan y circo, de una parte, y comamos y bebamos que mañana moriremos, de otra. Y de paso, olvidándonos de la judicialización de la política, para fomentar el turismo en una faceta que nos va saliendo bien.

Para complementar el cuadro variopinto del acontecer nacional, la hermandad del Señor de los Milagros, una vez realizada con éxito la Marcha por la Vida; y de interiorizar piadosamente la Semana Santa; prepara su millonaria procesión morada de octubre. Ojalá se inspire el corazón coreano-peruano de Jim Yong Kim, y se atempere el talante francés de Christine Lagarde, con unas cuantas oraciones por el progreso y la paz mundiales, al paso del Señor de los Milagros por las calles de la ciudad.

El itinerario multipartidario de Cateriano, acompañado de sus ministros preferidos, es como una ráfaga de viento que nos refresca en los periódicos e informativos radiales e televisivos, recordándonos que, en la vida de familia y en la jornada laboral, hay religión y moral, economía y política, cultura y deporte, entre tantas otras cosas, y no solamente la judicialización de la vida nacional, de la que estamos hartos.

La estrategia de Cateriano es una lección tanto para los que salen de las campañas municipales, y siguen peleándose con furia; como para los que se preparan para la próxima campaña presidencial. Más allá de Pedro Pablo Kuczynski, Keiko Fujimori y Alan García, no veo que haya caudillos criollos capaces de salir del casillero de “otros” para pelear apenas la primera vuelta con mediano éxito. En sus conversaciones con Cateriano, ese trio de pre-candidatos ha actuado con prudencia y cálculo, cada uno según su pasado histórico, temperamento personal y sus expectativas presidenciales. El tiempo dirá quién lo hizo mejor.