El perfil del ateo cientificista y liberal, por Diego Rossel
«Un ateo racionalista no solo solo ha superado el mito de las deidades, sino también ha experimentado un salto intelectual hacia el escepticismo científico.»
¿Cuáles son los principios filosóficos relativamente generales que debería tener un ateo racionalista escéptico y liberal?
Cada cosmovisión o sistema filosófico complejo puede ser desglosado en función de las tesis filosóficas que adoptan en materia gnoseológica, metafísica y ética. Otras ramas son válidas para el análisis, pero considero que estas son algunas de las principales. Además, recurrir a estas, que son las más generales, me permite escribir una columna más corta.
Teniendo en cuenta que todos nosotros, los ateos escépticos, hemos superado el mito creacionista cuando intentamos explicar los orígenes de la realidad, tenemos el deber moral, como un ejercicio de honestidad intelectual, de analizar la realidad desde una metafísica monista materialista. Es decir, consideramos que el universo está compuesto de una sola sustancia y esta es la materia. La energía no es una sustancia etérea e independiente, contrariamente, debe ser entendida generalmente como la capacidad que posee la materia para cambiar de estado o realizar una acción. Los fenómenos emergentes abstractos no son más que una manifestación compleja de los sistemas materiales. Como resumen, no es condición necesaria la existencia de entidades ideales, mágicas o etéreas para la explicación de la realidad, pues, esta puede ser explicada por sus leyes naturales. A esta perspectiva se le conoce en filosofía como la tesis metafísica naturalista.
Con respecto a la tesis gnoseológica o relativa al conocimiento y cómo obtenerlo, consideramos que este es accesible y es externo al ser humano. La mente, a través de la lógica y la razón, reinterpreta la realidad generando un rompecabezas más o menos exacto de la misma. En ese sentido, el ensamblaje de aquel rompecabezas se perfecciona con un sistema complejo y metodológico diseñado para evitar errores y generar conocimiento fiable llamado Método Científico.
Así entonces, la ciencia es nuestro principal motor y fiscalizador a la hora de aferrarnos a la verdad. No nos adelantamos al conocimiento científico, no nos guiamos por nuestra intuición o nuestros deseos más profundos de cómo debería funcionar el universo. La ciencia es nuestra luz y guía en el sendero al conocimiento y debemos sucumbir a la evidencia. Por esta razón, somos críticos con las pseudociencias, las visiones extra-científicas, las charlatanerías y el pensamiento mágico y tenemos el deber moral de combatirlas para propiciar el desarrollo de la humanidad.
Somos racionalistas, es decir, consideramos a la razón como un mecanismo indispensable que ha sido perfeccionado por la selección natural en los seres humanos, y que nos es útil para llegar a conclusiones lógicamente válidas y fiables. La razón es en ocasiones insensible, cruda o cruel, pero esta no debe ser dirigida por nuestros deseos o necesidades protectoras.
Somos progresistas y liberales porque mientras la reforma de un sistema social no vaya en contra de la evidencia o de la ética humanista, no existe un fundamento filosófico para oponerse. Aspiramos a romper los paradigmas con los que hemos crecido y a mejorar las estructuras sociales en aras del bienestar de la especie o la libertad del individuo.
No somos esencialistas porque no creemos que haya esencias absolutas pues todo cuanto nos rodea o conforma o es un sistema que fluctúa a lo largo del tiempo
No somos especistas porque el humano no es especial per se. Es especial una característica en él que se llama consciencia y que no tendría por qué ser propia de la especie en mención.
Por último, nuestra ética es humanista, no partimos de escrituras sagradas para considerar qué es lo bueno o lo malo, no nos basamos en éticas deontológicas. Contrariamente, consideramos que las posturas morales deben encontrar bases racionales y empíricas, y deben priorizar la libertad del individuo. Aspiramos a sentar las bases para desarrollar una futura ética científica.
En resumen, un ateo escéptico racionalista no solo solo ha superado el mito de las deidades, sino también ha experimentado un salto intelectual hacia el escepticismo científico y hacia el uso extendido de la razón.
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