Nunca he escrito columnas sobre temas relacionados al fútbol porque, sinceramente, conozco muy poco sobre este deporte. La emoción que puedo tener respecto a esta disciplina es únicamente cuando juega Perú. Y precisamente redacto las siguientes líneas, más que como columnista como hincha de la selección, por la pena que me causa el desprestigio que, algunos periodistas (si es que así se les puede llamar) han generado, al que nos ha puesto en la zona de repechaje, a nuestro goleador, al que nos ha vuelto a dar la ilusión de poder llegar al mundial: José Paolo Guerrero Gonzáles.
El pasado viernes 4 de noviembre, en horas de la mañana, los medios argentinos fueron los primeros en informar que la prueba de antidoping realizado a Guerrero, en el partido de eliminatorias frente a Argentina, había arrojado un resultado positivo. Muchos especulaban que se trataba de cocaína y mientras pasaban las horas, la figura e imagen que se tenía del “depredador” fue cayendo cada vez más rápido. Pero ¿Qué es lo que realmente se halló en la muestra A de Paolo? ¿Cuál es la diferencia entre dopaje positivo y resultado analítico adverso? Según el diario brasileño O´Globo, el resultado se debió a la presencia de una sustancia llamada “benzoilecgonina”, la cual es principal metabolito de la cocaína. Pese a ello, diversos expertos en salud advirtieron que dicha sustancia también se encuentra presente en jarabes y medicamentos antigripales, los cuales, al parecer, el futbolista peruano los tomó debido a que antes del encuentro con Argentina presentaba síntomas de una fuerte gripe. Ahora bien, es necesario aclarar, para que no exista alguna confusión, que el resultado del antidoping fue “analítico adverso”, esto quiere decir, como señala la Agencia Mundial contra el Dopaje:
“(…) define el «resultado analítico adverso» como la presencia de una sustancia prohibida o sus metabolitos (productos derivados) o marcadores que evidencian el uso de métodos prohibidos. Lo anterior no quiere decir que todos estos resultados sean diagnósticos sean como dopaje positivo, ya que los resultados analíticos adversos incluyen todos los resultados de Exención por Uso Terapéutico (EUT) así como índices de Testosterona / Epitestosterona elevados»
Lamentablemente, por este resultado no podremos contar con nuestro mejor “9” en los partidos de repechaje contra Nueva Zelanda, pero lo más lamentable aún es como a partir del día jueves, no solo los medios argentinos y brasileros, sino también medios y supuestos hinchas peruanos catalogaron a Paolo como un “drogadicto”, un “nuevo Maradona”, un “jugador que traicionó a su país”, entre otros calificativos. Y es lamentable porque después que Guerrero nos ha brindado tantas alegrías, treinta y tres goles que los hemos gritado, un tercer puesto en la Copa América del 2011 y en la de Chile del 2015, y sobre todo ese gol de tiro libre frente a Colombia que fue vital para pelear por un cupo en el mundial de Rusia, ahora por un resultado que aún no se conoce a ciencia cierta, varios compatriotas lo tildan de mal jugador, desprestigiándolo increíblemente.
Es fácil poder alentar y mostrar apoyo cuando las cosas van bien, cuando de por medio hay una alegría, un resultado favorable, cuando no hay mayor dificultad, ponerse la camiseta de su jugador favorito en cada partido, pero solo es de verdadero hincha también apoyar y dar aliento en las malas. Paolo Guerrero, en estos momentos, no necesita que lo pongan sobre un tapete y le prendan velas, lo único que necesita es el respaldo de los casi 32 millones de peruanos, la confianza y la fuerza para poder superar este momento, que de seguro no es fácil para un deportista que le costó sudor, lágrimas, esfuerzo y dedicación para poder llegar a donde estamos: dos partidos para lograr la clasificación. Si bien es cierto que fue el equipo quien nos devolvió la ilusión de poder llegar a un mundial, también es cierto que Guerrero ha sido crucial en todos estos partidos, y sobre todo en el último partido contra Colombia, que de no haber anotado el gol de tiro libre, la historia ahora sería otra, y solo nos hubiera quedado esperar 4 años más para poder volver a intentarlo.
¡Fuerza, Paolo!