El Poder del Arte: Reflexiones a través de Guernica

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«¿Te gusta? Llévatelo. Total, fuiste tú el que lo hizo» dijo Pablo Picasso al general de la Gestapo que revisaba entre sus cosas y que, por casualidad, se había topado con una postal de su polémica obra: Guernica. Ésta no sería primera ni última vez que el arte hacía de elemento unificador de una humanidad fraccionada por el conflicto, pero si la primera vez que cobraría un significado universal y vigente a través del tiempo. Con Guernica, Picasso nos deja (como antes lo había hecho Goya) una obra que nos recuerda las consecuencias que nos trae la guerra, los horrores que deja a su paso en la sociedad por satisfacer caprichos personales y cómo siempre seguir una luz puede hacer que todo retome su camino.

El 26 de Abril de 1937 por la tarde, cayeron las bombas alemanas que acabarían con la vida de 126 personas, mandadas por el dictador y general español Francisco Franco con motivo de desmoralizar a la población que se oponía a sus ideales (aquellos compartidos con la Italia Fascista de Mussolini y la Alemania Nazi) y demostrar la capacidad de destrucción a la que podía llegar a causar este trío si alguien osaba a cuestionarlo. Paralelamente, en París, se llevaba a cabo la Exposición Universal de 1937, lugar donde muchos artistas, ingenieros y arquitectos podrían demostrar los avances de sus respectivas naciones para alcanzar las verdaderas “Artes y Técnicas de la vida moderna”. Pablo Picasso, elegido representante de la nación Española y testigo indignado de lo ocurrido en Guernica, vio la exposición como oportunidad de revelarle al mundo sus tormentos y hacer del arte un instrumento de guerra.

El cuadro se pintó en 33 días. Picasso estaba casado, tenía un hijo y otro en camino. Dora Maar, la fotógrafa, era su amante actual (Picasso es conocido por su intensa relación con las mujeres, que marcan las distintas etapas de su pintura) y se encargó de documentar el proceso en el que se pinta el cuadro. Como era de esperarse, Guernica no fue solo producto de las inquietudes que tenía el artista por el bombardeo, sino que se interpreta como una sinfonía compuesta por todos los fantasmas que se encargaron de atormentarlo en su vida. Esta serie fotográfica, nos ayuda a entender el proceso creativo por el que pasó el artista para lograr combinar todas sus pasiones para formar una composición capaz de resumir una crisis que es más universal que personal. Picasso había buscado olvidarse de la iconografía con el Cubismo pero había creado una nueva con su último aporte: El caballo herido, el toro, la mujer con el niño desvaneciéndose entre sus brazos, el guerrero derrotado y el portador de la luz son todas referencias a cuestiones que perseguían o habrían perseguido a Picasso en algún momento de su vida. La tauromaquia (Caballo y Toro), el divorcio y la problemática con las mujeres en general, la relación con sus hijos (Madre atormentada con su hijo en manos), lo aprendido de los antiguos maestros artistas españoles (guerrero derrotado = Goya) y lo aprendido de sus propios tormentos (el portador de luz) son reunidos para representar lo que sucede en Guernica. La vida de Picasso era de por sí un bombardeo, y no dudó en usarla para representar lo trágico y horrendo que fue el ataque en Guernica. Se trata todo de la lucha del humano contra el mal y de los problemas personales como fuente de inspiración a encontrar la luz incandescente que lucha con aquella luz tecnificada llamada guerra.

El mensaje proveniente de la interiorización del artista crea una familiaridad increíble con una problemática aparentemente ajena que – “metiéndose en nuestro torrente sanguíneo”- como dijo Simon Schama, llena de conmoción nuestros corazones y motiva la búsqueda de una manera mejor de resolver discrepancias entre personas o hasta sociedades. Esto, de por sí, es el poder que tiene el arte. Ahora me pongo a reflexionar: ¿Será posible encontrar al arte como portavoz en los problemas de hoy? ¿Encontraremos de nuevo la expresión que conmueve y trasciende?