Como reza un sabio refrán, ‘para cada roto hay un descosido’. En ocasiones, dicha frase, sirve para darle esperanza a aquellos que se auguran soledad en lo romántico por alguna u otra característica de la que son dueños; pero en otras ocasiones sirve para justificar la unión de parejas existentes. Lo último se grafica con claridad en el caso de Alejandro Toledo, un ‘roto’ que ha encontrado correspondencia perfecta en Eliane Karp, la ‘descosida’ de esta ecuación.
Esta innegable afinidad consolidada en una mutua carencia de tino político y en la tendencia patológica al ridículo – para beneplácito de quienes, como asistentes a una función circense, están atentos a la campaña electoral–, se hizo notar el domingo pasado, cuando Karp, desde su cuenta de Facebook lanzó una serie de curiosos comentarios, entre los cuales habían algunos que, para ciertos cibernautas, eran insultantes.
Un post, que iba acompañado de una fotografía del candidato de Perú Posible corriendo descalzo sobre la arena (presumiblemente de Punta Sal), decía: “Desafiamos a la japonesa, el Kuy gringo, el panzón a un trote de 15 km descalzos en la arena…. Quien nos sigue???? Y quien de ellos puede????” (SIC). También, casi al mismo tiempo, la ex primera dama publicó unas fotografías de su marido luciendo los frutos de una jornada de pesca. “Mero en alta mar 14kg” (sic), dice la reseña que termina con: “Tiene experiencia y es garantía de buen gobierno”.
Una de las cosas que resalta de estas fotos, es la cara compungida de Alejandro Toledo cargando el mero. De forma similar como sucede con su situación en la campaña electoral, se nota cierto sufrimiento que aparentemente se desahoga a través de la señora Karp, que ante la ausencia de declaraciones de su marido en las que asegure la recepción de un Nobel o el rescate de un partido político del inminente naufragio, es ella la que vacía sus cacerinas, con el mismo tono delirante, en este caso contra quienes llevan la delantera en las preferencias para el 2016.
Mucho se puede hablar de las formas de Eliane Karp, poca duda cabe que sus comentarios sobre los otros candidatos son bajezas desesperadas e incluso irónicas –que la señora llame ‘gringo’ a PPK, con intención peyorativa, teniendo ella origen belga es, en buen peruano, una conchudez–. Pero estas diatribas son propias de quien sabe que su aventura política ha llegado a su fin. Los Toledo, como el niño con el que nadie quiere jugar y que le saca la lengua a quien se le cruza, se saben insignificantes en la carrera por el 2016. Atrás han quedado las épocas donde el líder de Perú Posible encendía las masas, cuando lo llamaban Pachacutec, o cuando se le atribuía parte del crecimiento económico.
Hoy Toledo es una figura maltrecha, líder solamente de los coleros de las encuestas electorales y de un partido político que maneja autocráticamente. Ellos parecen no haberlo notado y Eliane Karp, con voracidad, parece estar queriendo adoptar el rol de una Lady Macbeth altiplánica, buscando arrastrar a su esposo al trono, solo que por las circunstancias y falta de material, terminará acompañándolo solamente a las cavernas de la irrelevancia política.
¿Qué bien le hace a su campaña y al debate electoral que la esposa de un candidato salga a insultar a los adversarios? ¿No atenta esto contra lo planteado por Alejandro Toledo de intercambiar insultos con propuestas? ¿No puede la señora Karp, egresada de Stanford, lanzarse al ruedo con un desafío político sesudo en vez de apelar a un reto infantil que invita a los candidatos a correr descalzos por la playa?
Pero no cabe duda que este par hace una buena pareja. Eliane es el leitmotiv perfecto para un personaje que, en los últimos meses, ha alcanzado más titulares por las sandeces que pronuncia que por la sanidad política que, se puede decir, ostentó antaño. Karp es claramente, la ‘descosida’ perfecta – insultante y bulliciosa–, para aquel ‘roto’ inefable que ha perdido la brújula política y, para su pesar, el apoyo popular.