El socialismo y el alto desempeño, por Esteban Bedoya

«Ya lo decía Churchill en 1950: “El Socialismo es la filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia, el evangelio de la envidia”».

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Todos los países del primer mundo han abrazado la libertad, la democracia y el capitalismo como su alternativa para el desarrollo. Ninguno en la historia ha basado su éxito y sostenibilidad en el socialismo. ¡Ninguno!, pero, en nuestra región, se sigue vendiendo humo respecto a sus bondades. Los que queremos ver, sabemos que no es más que demagogia y manipulación, pero muchos eligen la venda.

Imaginemos que los países son como personas, donde algunos son mediocres y otros de alto desempeño. Estos últimos, por definición, son altamente productivos. Generan mucho valor en sus diferentes dimensiones.

Primero, tienen una gran claridad respecto de lo que desean lograr: A largo plazo y a Corto Plazo. Tienen un Propósito, metas claras y aspiraciones concretas. Saben lo que quieren ser “cuando sean grandes”. Esta claridad les permite organizarse bien, planificando y priorizando con rigurosidad. Además, son extraordinarios ejecutores. Pasan a la acción con convicción. Sus esfuerzos se aplican en los lugares correctos cada día y a cada hora del día.

Pero, la gran clave, que distingue a los grandes campeones, deportistas, músicos, empresarios y estudiantes, es la mentalidad… Aquella que ve el vaso medio lleno, que cree en la abundancia de riqueza y de oportunidades; donde el mérito es lo que más importa: trabajo duro, esfuerzo y dedicación para triunfar a largo plazo. Los campeones se enfocan en el presente para construir el futuro que desean. No culpan al árbitro, a su niñez (aunque vengan de hogares humildes) o a factores externos.

Pero el socialismo es todo lo contrario. Para ellos la culpa seguirá siendo de los españoles, de los ricos o de los yanquis. Viven victimizándose. Nunca están en control. Viven en el pasado. Su vaso está continuamente medio vacío, por eso hay que buscar la igualdad en el resultado. El esfuerzo y el mérito no importan. Es la igualdad de la escasez. Quitarle al rico para darle al pobre… que es una víctima. Su visión es difusa, porque son cortoplacistas.

Pero eso sí, son rápidos para actuar. Pero no para generar valor, sino para destruirlo. Tiran piedras, despilfarran la riqueza de otros, obstruyen, copan instituciones y desarman con celeridad todo lo que genera valor. Al poco tiempo, arrasan también con las libertades.

Ya lo decía Churchill en 1950: “El Socialismo es la filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia, el evangelio de la envidia”.

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