No es novedad y, de hecho, se cae de maduro, decir que el Frente Amplio ha sido (y es) groseramente contemplativo con el asunto de la dictadura venezolana. Y dicha contemplación se hace aún más vergonzosa luego de lo sucedido la semana pasada, cuando las funciones de la Asamblea Nacional fueron prácticamente disueltas (palabra que uso adrede) desde el poder presidencial para ensanchar la influencia del ejecutivo.
Si bien se han suprimido los puntos de la sentencia que hicieron esto posible, el hecho de que se haya dado deja clarísimo el peligro latente que se vive en Venezuela Como se ha visto, lamentablemente, los ciudadanos venezolanos difícilmente pueden hacer algo, ante la posibilidad de ser atropellados por el simiesco gobierno de Maduro, así, solo queda que la comunidad internacional repruebe severamente lo que está sucediendo.
Sin embargo, ante esto último que parece ser muy lógico y sensato, el Frente Amplio ha decidido abstenerse. Todas las otras fuerzas políticas, y especialmente la manifestada por el presidente Kuczynski desde su investidura, estuvieron de acuerdo con condenar lo sucedido en Venezuela, y es que sin duda es la única actitud que tiene sentido cuando uno se considera un demócrata. El argumento esgrimido por Oracio Pacori del Frente Amplio sobre dicha abstención, empero, se sustenta en que el tema no fue discutido al interior de la bancada. Pero ¿existe algo que discutir?
Difícilmente veríamos al Frente Amplio hesitando si se tratara de condenar el golpe de estado fujimorista, harto similar, por cierto, al que se llevó a cabo en Venezuela y para cualquier organización que defiende la democracia consideraría que una discusión sobre dicho caso sería redundante. No obstante, parece quedar claro que el problema de la bancada izquierdista no está con el concepto de dictadura per se, sino con la naturaleza política de quien la ejerce. En otras palabras, si existe una simpatía ideológica con el tirano, no me molesta darle la mano.
Pero claro, este comportamiento no es una sorpresa. Desde la campaña electoral se veía a Verónika Mendoza amparándose en definiciones formales para evitar llamar a Venezuela una dictadura, mientras no dudaba en hacerlo con Fujimori. Y lo peor es que el discurso se repita cuando los métodos de Maduro son tan parecidos a los utilizados en su momento por el ex presidente peruano. Lo más triste es que esta actitud se extiende a varios miembros de Frente Amplio.
Hoy, 5 de abril, es una buena fecha para reflexionar sobre la valía de la democracia y sobre lo importante que es condenar a todos aquellos que pretendan mellarla. Lo hizo en su momento Alberto Fujimori, en un gesto que se condenó tanto desde los ciudadanos peruanos como desde la comunidad internacional. Y, sin duda alguna, lo está haciendo el orático Nicolás Maduro en Venezuela, siguiendo la tradición planteada por Hugo Chávez desde hace más de 17 años. El grito (privilegiado por el Frente Amplio) es, “nunca más un 5 de abril”, pero para que no sea una simple animadversión para con una fecha, se tiene que condenar todos los actos semejantes al perpetrado por Fujimori. A menos que se trate no de temor a la dictadura, sino preferencia por un dictador.