Juan gana dos mil soles mensuales como trabajador dependiente. No tiene otro tipo de ingresos. Regularmente le da a su esposa quinientos soles para el mercado. No hay para más.
Un buen día Juan llega a su casa y le da a su esposa diez mil dólares. Le dice a continuación que eso es para los gastos futuros de la casa.
Opción A: la esposa recibe el dinero y no pregunta (improbable).
Opción B: la esposa pregunta ¿Juan y esto de donde salió?
La opción A implica hacerse el loco que, objetivamente, es una actitud que todos pueden hacer, nada lo impide; salvo conceptos como el de debida diligencia.
La actitud de mirar hacia arriba y preferir no preguntar se extiende a muchas situaciones que lindan con el lado delictivo. Por ejemplo, la persona que decide llevar una maleta sin verificar su contenido, un Gerente legal que le dice al abogado gana como sea y no me informes cómo ganas. Un partido político que no hace un nivel mínimo análisis para saber el origen de sus aportes.
¿Le suena conocida la historia? Desde luego hay personas que tienen el deber de la diligencia (deber de indagar). Esas personas no pueden tener ceguera voluntaria.
Por eso es que me sorprende que algunos se hagan los sorprendidos y otros los decepcionados. Ágilmente, como ya es costumbre, las personas señaladas dan un saltito al costado y señalan para otro lado. Pero no, tan fácil no es. La línea entre la ingenuidad es muy delgada. Hey tú, si tú, para ti va este artículo. No te hagas el loco (a).
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