El Perú es un país mestizo; es decir, una mezcolanza de lo indio, negro, español, chino, etc. Lo que no logro comprender es cómo en un país, donde la fusión cultural es inminente, exista tanta discriminación. Esa es una de las taras que venimos arrastrando desde hace mucho tiempo y que está enquistada en todos los estratos.
La discriminación se manifiesta en muchos aspectos. Aún existe una fuerte discriminación de género, tanto hacia la mujer, como a las minorías sexuales. Se discrimina a los jóvenes al pensar que estos no pueden opinar seriamente sobre los temas de coyuntura, el gobierno de Ollanta Humala lo ha hecho varia veces (Servicio militar obligatorio, la ley universitaria, la ley de trabajo juvenil). Se discrimina, en mucho de los casos, por temas económicos. También por su lugar de origen: costa, sierra y selva. Y lo que es más lamentable: continua la discriminación racial (El último caso mediático ha sido el del jugador del Juan Aurich, Luis Tejada) Es decir, somos un país que no ha superado la separación y las diferencias, por eso continuaremos divididos.
Para superar la tara discriminación se requiere de un esfuerzo conjunto, de nada sirve que el gobierno proponga leyes si es que la discriminación sigue afectando a quienes que por su condición o su posición social no pueden hacer públicos sus pensamientos. Sí, es necesario leyes que sancionen este mal, pero no es suficiente. Ayudaría más si el aparato público promoviese la igualdad de todos a través de campañas positivas, ayudaría más si se modifica el sistema educativo de tal manera de que se eduque a niños a no discriminar, pero tampoco es suficiente. El problema de la discriminación es más profundo que unas cuantas reglas rotas, el problema de la discriminación está enquistado en el corazón de la fibra social ¿Cómo cambiar aquello? Difícil labor, pero si no se inicia hoy, no desaparecerá nunca.
La erradicación de la discriminación no pasa solamente con leyes impositivas más fuertes, ni tampoco por un sistema educativo más inclusivo, sino por una educación de casa, aquella que dan los padres, que sea adecuada. Necesitamos formar una generación que enseñe a sus hijos a no discriminar, a ser inclusivos y más abiertos a una sociedad más justa. No pasa solo por campañas positivas, sino por una sociedad que comprenda que la discriminación nos atrasa, nos impide desarrollarnos como nación, no nos permite valorar lo esencialmente humano: la inteligencia. Lo importante es empezar hoy con uno mismo y caminar viendo a todos con el mismo valor.
Que este artículo sea motivo para que te preguntes: ¿Eres discriminador? ¿Eres discriminado? ¿Qué puedes hacer para cambiarlo?