“Las grandes personas hablan de ideas; las personas promedio hablan de cosas; las personas mediocres hablan de otras personas.” La primera vez que leí estas palabras algo en mi cabeza se activó. Tal vez al principio simplemente me chocó porque jamás había conversado de alguna idea con algún amigo pero luego de interiorizar esas palabras, entiendo que hablar de ideas enriquece el alma y la mente; mientras que hablar de otras personas simplemente las envenena con críticas y mala vibra. Dicho esto, quisiera presentarles mi opinión acerca de un tema muy característico en el Perú: El nihilismo.
¿Por qué nos quejamos tanto de que no hay oportunidades de trabajo? ¿Por qué criticamos tanto a los hombres hasta el punto de que exista el feminismo? ¿Por qué decimos “No a la guerra” en lugar de “Hagamos paz”? Vivimos en un mundo en el que la negatividad y la crítica prácticamente dominan nuestra mentalidad y el Perú no se escapa de esta triste realidad. Les propongo algo: en lugar de odiar a los hombres porque en algún momento ofendieron a alguna mujer o si agredieron a alguna físicamente, ¿por qué no los ayudamos a sentirse hombres sin necesidad de ser así? Emma Watson lo dijo en el discurso en la ONU. Los hombres lamentablemente vivimos día a día reafirmando nuestra masculinidad y a veces muchos creen que la única forma de hacerlo es agrediendo a alguna mujer para sentirse más “machos”. No los estoy defendiendo, pero creo que hay un error de concepto basado en estereotipos porque no sabemos ver la verdad de las cosas. Trabajemos para que el hombre no viva en constante prueba, que no viva pendiente de decir o no algunas cosas porque lo pueden tildar de homosexual.
¿Por qué no hay oportunidades de trabajo? Señores, ¿El Gobierno es nuestro papá? En lugar de quejarnos porque no hay trabajo, deberíamos buscar mejorar la educación del país, aumentar la capacidad técnica de las personas para que alguna empresa las pueda contratar porque si no saben cómo hacer las cosas, NO LOS VAN A CONTRATAR. En lugar de quejarnos porque nuestros alcaldes y autoridades nos mienten y nos esconden cosas, ¡Luchemos porque nos eduquen! Si no contamos con la capacidad intelectual de distinguir las propuestas realizables de las que hacen de encantamiento para conseguir votos, es muy probable que sigamos con el mismo patrón de vida.
En este mundo hay que esforzarse para lograr las cosas, nadie nos va a satisfacer los deseos; tenemos que trabajar día a día imponiéndonos metas para que poco a poco podamos ir escalando en nuestra vida, mejorando a cada paso. ¿De qué le sirve a un niño que le digan que estudiar es importante para trabajar si ven a sus padres partiéndose el lomo todos los días y siguen viviendo en miseria? Hay un error de concepto ahí, un conflicto entre lo que se nos dice y entre lo que verdaderamente ocurre. Es responsabilidad de cada uno de nosotros cambiar esto, eliminar los errores de conceptos y lograr estirar las cartas en la mesa.
El Perú debe mejorar la educación, infraestructura, industria, y muchos más factores en términos gigantes. Dejemos de vivir atormentados por nuestro pasado. La reforma Agraria fue un desastre para el agro y para la economía del país, pero, ¿no era necesario hacer cambios en este sector? Claro que sí, existía el semi-feudalismo, explotación de los trabajadores, enganche, latifundios y minifundios…; la hiperinflación de Alan García, probablemente haya sido solamente inexperiencia del gobernador; la corrupción y violación de DD.HH en la lucha anti-subversiva de Fujimori, ¿mal necesario? No lo sé, pero de lo que sí estoy seguro es que esa persona que ahora se encuentra muy grave en una cárcel alguna vez fue, para muchos si no es la mayoría de los peruanos en 1995, el mejor presidente del Perú, el hombre que acabó con el terrorismo y que reinsertó al país en la economía mundial. Simplemente detengámonos a pensar en cómo sería nuestro concepto del “Chino” si no se hubiera lanzado nuevamente a elecciones en 1999, probablemente sería un héroe. Aprendamos de ellos, ya sabemos lo que se hizo y conocemos cuáles fueron los errores. Personalmente aplaudo a cada uno de esos personajes, porque al menos tuvieron el coraje de intentar cambiar las cosas. Los resultados son los mismos, pero cada uno los aprecia de forma diferente. Tomemos las virtudes de estas personas, porque al fin de cuentas ellos, sí, ELLOS, buscaron mejorar el país.
Sin esfuerzo no hay recompensa, eso es lo que hay que entender.