Los recientes destapes a consecuencia del caso Odebrecht, y los sucesivos que se irán produciendo, han evidenciado una capacidad de “desmarque” de los que en su momento fueron Jefes o Superiores.
Frases como “no lo conocía” o “no tenía forma de suponer que ese señor hacía esas cosas” son algunas de las que hoy ilustran la declaración – casi judicial – de los involucrados (ojo dije involucrados, no incriminados). Entonces, cuando ya el escándalo saltó a la cara, toca salir raudo a buscar buen refugio bajo la regla, ya institucionalizada, de que “era imposible saber antes lo que hoy se conoce con certeza”.
Sin embargo, “el de arriba” no puede hacerse el loco con tanta facilidad. No al menos cuando ha estado en posición de ejercer efectivo control de lo que sucedía abajo.
¿Cómo así?
Los grandes escándalos corporativos nos han enseñado que, si la persona se encuentra en posición de saber, no puede alegar desconocimiento. A esto se llama, en derecho, “ignorancia deliberada”; en buen castellano, no puedes escoger hacerte el loco.
En contraposición, se ha presentado un concepto que denominamos “debida diligencia” que denota el cuidado que – en este caso – debe de tener el superior para controlar, vigilar, desconfiar – razonablemente – de lo que ocurre abajito. No es una responsabilidad solidaria (automática). Es una responsabilidad claramente individual. Es decir, si es que no haces algo – y permites – debes responder.
Siendo así las cosas es importante en casos como estos en donde existe una estructura jerárquica, hacerse una pregunta cuando se analiza el desmarque ¿pudo hacer algo el Jefe? Y si la respuesta es positiva, el automático contrapunteo ¿por qué no lo hizo?
En un tiempo en el que se buscan responsables y se endilgan fácilmente insultos o adjetivos sobre corrupción, tratando de mostrar como alejado de cualquier acto irregular, es importante mirarse al espejo y ver si, incluso por omisión, podemos terminar siendo cómplices.
Lucidez no necesariamente comparte las opiniones presentadas por sus columnistas, sin embargo respeta y defiende su derecho a presentarlas.