Una virtud, don o cualidad que toda persona que se precie de político o que aspire a denominarse político –término que sería pertinente definir- o que pretenda participar en política, debe poseer es la de saber comprender y conocer la realidad del electorado al que se enfrenta. Como dirían los economistas y publicistas de hoy: “Saber leer e interpretar el mercado”. Sin embargo, muchos candidatos a ocupar cargos públicos, y por lo tanto convertirse en políticos en las próximas elecciones presidenciales y al Congreso, al parecer, no han tomado en cuenta con la seriedad y detenimiento debido –algunos ni se habrán enterado- de los resultados del estudio de opinión nacional, urbano y rural realizado por la empresa de comunicación Vox Populi, encomendado por la Facultad de Teología Pontificia y Civil del Lima. Efectivamente, el Estudio en cuestión se llevó a cabo entre el 15 y el 31 de mayo de 2015 en la población urbana y rural de todo el Perú, habiendo sido consultadas nada menos que 1200 personas, mayores de 18 años. El estudio cuenta con un nivel de representatividad de 83.54% y un margen de error de +/- 2.83% y con un nivel de confianza del 95 por ciento. De acuerdo al estudio, el 93.4 por ciento de los peruanos se manifiestan cristianos, de los cuales los católicos suman un 78 %.
Un primer aspecto fundamental que todo candidato que pretenda captar el voto del electorado nacional debería considerar, es el del valor que la familia tiene en el electorado peruano. El 89% de los peruanos consideran que la familia es el aspecto más importante en su vida. Así de simple. Siguiéndole el factor salud con un 8% y trabajo con 1%. De allí que un candidato que pretenda cuestionar o atacar o criticar a la familia en el Perú, debería saber que es muy probable que se traiga en contra a ese 89% de peruanos, o que al menos éstos no votarían por él. Importante factor a tener en cuenta. Con ello nuestro candidato debe así mismo, considerar todos los aspectos que a su vez implican o incluyen la familia, como sería el caso del matrimonio, base de la familia. Con relación a este punto, un 79% desaprueba el mal denominado “matrimonio” entre personas homosexuales o “matrimonio gay” pues no lo considera “matrimonio” y menos la base de una familia bien constituida. Como consecuencia de ello a su vez, una gran mayoría de peruanos estaría en desacuerdo con la adopción de menores de edad por parejas de homosexuales. A ello debemos añadir que un 89% de peruanos desaprueba el aborto. Una muestra de ello se pudo apreciar en la gran convocatoria y asistencia de cientos de miles de personas y familias enteras a la Marcha por la Vida en el mes de marzo pasado, rechazando el aborto y otras propuestas contra la familia y que tuvo un 90% de aprobación, ganando inclusive un premio Effie recientemente.
La familia es de tal grado importante en el Perú, que de acuerdo con el estudio de opinión, un 71% de los peruanos considera que el Ministerio de la Mujer debería convertirse en el Ministerio de la Familia y no como hoy, un ministerio controlado por determinadas ONGs feministas que más bien denigran a la mujer –sin defenderla en lo más mínimo cuando es denigrada en los medios faranduleros y tratada como objeto erótico o sexual- fomentando el aborto y otras medidas que atentan contra la familia. El estudio concluye, inclusive, que un 88% de los peruanos no votaría a favor de un candidato pro aborto.
Un dato “curioso” del estudio, aunque no sorprendente para las muchas personas que lo conocemos de verdad, es que el Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Cardenal Juan Luis Cipriani cuenta con una aprobación del 61% de los católicos. ¡Ya quisiera el Presidente de la República, la primera dama o cualquier congresista u otro miembro del gobierno actual, tal nivel de aprobación! Pese a ser tan criticado por ciertos medios de prensa y enemigos de la Iglesia, habiendo sido inclusive ridículamente “expulsado” recientemente de colaborar en el diario El Comercio –junto con otros ilustres periodistas dicho sea de paso- como si el Cardenal Primado del Perú fuese trabajador de dicho diario, medida totalmente fuera de lugar y absurda en una democracia, ante un supuesto y muy discutible “plagio” efectuado involuntariamente en un artículo de opinión por el señor cardenal. Cualquiera que lleve años escribiendo en uno o varios medios de comunicación, sabe perfectamente que, en todo diario que se precie de serio, siempre cuando un colaborador envía un artículo o colaboración, la editorial del diario lo revisa por si hubiere, involuntariamente por cierto, una omisión, error ortográfico o de redacción o si vale la pena citar una data o autor, por una cuestión de espacio. De existir algo así, se le informa al colaborador para que subsane el error o agregue lo que haya que agregar. Al parecer ¿El Comercio no revisa las colaboraciones que se le envían? Lo hace con lupa. En este caso al parecer no lo hizo (¿?). La intención del señor cardenal no ha sido apropiarse de las palabras de un Papa, como sí sucedería en la figura de un verdadero «plagio», cosa que en este caso en mi opinión no se da. En este caso es clara, como se dice en España, la «mala leche» con la que reacciona el dícese «diario decano» de la prensa nacional, lo cual no me extraña al estar desde hace varios años en franca decadencia… basta ver sus pobres contenidos, falta de línea coherente, etc. y el mantenerse a costa de la venta de encartes de cocina, repostería, avioncitos, carritos, avisajes – ¡Cuidado!- de toda clase, y etc. A las pruebas me remito. En todo caso, el señor cardenal ya pidió las disculpas del caso, por si acaso. Pero lamentablemente, ¿Esta es la realidad y una muestra más de la típica «libertad de expresión» que practica El Comercio? Decide, graciosamente, ya no publicarle a alguien una colaboración y nada menos que a la cabeza de la Iglesia Católica en el Perú cuando a diario permite la publicación de contenidos que sí merecerían que se descartaran de ese medio, en donde se falta el respeto a personas y se difama sin empacho alguno. Acaso la libertad de expresión en el Perú, finalmente, diga lo que diga el artículo 2 de la Constitución, ¿Depende del propietario (s) de un medio de comunicación? Pues así parece.
Volviendo al estudio de opinión y en resumen, podemos afirmar que todo candidato a político que se precie, debe tomar en cuenta –le guste o no, discrepe o no respete- que se enfrenta a un electorado en donde un 76% le da importancia fundamental al tema religioso y que un 79% confía en la Iglesia Católica, es decir, se enfrenta a un electorado con un arraigo religioso de siglos y en donde la religión y la familia son fundamental. Situación similar ocurre en Polonia, por ejemplo, con una mayoría católica aplastante y en donde los candidatos a cargos públicos toman en cuenta este importante, denominémoslo, “factor” el cual es determinante. De allí que si un candidato decide enfrentarse o atacar o criticar alguno de los aspectos o puntos vistos o tratados en este estudio de opinión, como la familia, la vida o el matrimonio, ya sabe a lo que puede enfrentarse. Que una gran mayoría de peruanos rechace sus propuestas. Finalmente, los candidatos harán lo que mejor les parezca. Pueden rechazar este estudio de opinión, tomarlo en cuenta o simplemente reírse y seguir adelante. Pero que la gran mayoría de los peruanos promueven la vida y la familia, es una realidad de la cual tarde o temprano todo candidato deberá tomar muy en cuenta. En todo caso, el tiempo y los votos lo dirán.