Eufrosina y el mar, por Arturo Garro Miró Quesada

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Por tu derecho a relajarte, al cual tienes. En tu cuerpo pusiste a reposar tu celular, el cual una pequeña huella dejó. Un momento de relajo que te costó la chamba, inclusive te puede significar la cárcel. Eufrosina pena no das, vergüenza es lo que das. Tu indiferencia te hizo pecar porque tu bronceado era primordial.

Sabe Dios de tus arduas jornadas de trabajo, que ir a la piscina merecías, sin importarte que mientras te relajabas, los especuladores de alimentos hacían de las suyas. Para recostarte en esa camilla para tomar sol junto a tu novio, te importó un pito que se pierdan limones en el norte. Pero no te preocupes Eufrosina, que la piscina te esperó y cobijó, una piscina limpia y segura, cosa que no tuvieron los agricultores que vieron como el río se llevó sus cosechas y con ellas todos sus sueños.

Te vas Eufrosina a relajar con tu humanidad, que ningún mercado de abastos fuiste a visitar. Ahora que sin chamba estás, más tiempo para relajarte tendrás. Ya no tendrás que preocuparte por las papas, los limones, camotes, tomates, choclos y pollos, ahora tu preocupación es evitar la cárcel, pero eso no te importa porque tu bronceado ameritaba el sacrificio. Y te fuiste del ministerio, repudiada y denunciada, con tu bikini.

Bueno. Los párrafos anteriores son un esfuerzo –artesanal por así decirlo-  de adaptación de la canción Alfonsina y el mar, del compositor argentino Ariel Ramírez con letra de Félix Luna y que ha sido interpretada por cantantes de la talla de Mercedes Sosa, Paloma San Basilio, Bebo el Cigala, Pasión Vega, y tenores del calibre de Plácido Domingo, José Carrera y Alfredo Kraus. Este atrevimiento de mi parte es a raíz de la indignación que ha generado en la ciudadanía las imágenes de la ahora ex vice ministra de agricultura Eufrosina Santa María tomando sol en un exclusivo club de la capital en momentos en que el país vivía una de sus peores crisis climáticas en su historia en los últimos 90 años.

La señora Santa María no solo demostró ser negligente en su trabajo, puesto que todo el aparato estatal estaba en alerta permanente debido a la emergencia nacional que se vivía, sino que evidenció su indolencia para con los ciudadanos de este país –especialmente agricultores- que nos hemos visto afectados por esta crisis climática; y el factor alimentación fue un punto gravitante de este problema.

El proceder de esta señora no solamente ha afectado sus perspectivas profesionales a futuro, sino también que inclusive está en riesgo su libertad puesto que el Ministerio de Agricultura la ha denunciado penalmente por incumplir sus funciones en plena crisis. Y en esta escalada de afectaciones, el huaico Eufrosina ha afectado -ante la ciudadanía- la imagen no solamente de los servidores civiles que han estado fajándose durante la crisis desde el primer día para llegar a dar soluciones rápidas a los problemas, sino principalmente al ministro de agricultura José Hernández, quien a mi criterio –junto al ministro de defensa- ha sido uno de los ministros con mejor desempeño durante la crisis. Esta señora ha dejado la imagen de un ministro Hernández que se le escapan las tortugas.

Todos tenemos derecho a hacer una pausa en nuestro qué hacer cotidiano para recargar energías y continuar la faena de mejor talante, en eso estamos de acuerdo. Pero en una situación de emergencia, en donde todo el aparato estatal estaba en total alerta por la crisis climática y social que se vivía en esos días, esta señora debió estar en su puesto, más aún en un sector tan sensible como lo era agricultura debido a la especulación que hubo en el precio de los alimentos. Hay momentos para todos, y ese momento, en plena emergencia, no lo era.