Factor K: ¿“Konservador” o “komodín”?, por Daniel Masnjak

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Hace años, en un artículo para la revista virtual Pólemos, la activista Verónica Ferrari concluía advirtiendo que en el debate sobre la unión civil “veremos aparecer la homofobia más retardataria por diversos medios, sobre todo de aquellos que controlan el 80% de la prensa en el Perú”. Grande debe haber sido la sorpresa de muchos progresistas, particularmente los que están más a la izquierda, cuando esos medios resultaron ser sus aliados en ese y otros temas. Incluso parece que a algunos, no necesariamente Ferrari, ya no les preocupa tanto la supuesta concentración.

Sin embargo, la carta de la presión mediática no siempre define la deliberación política. Las cuestiones polémicas, que casi milagrosamente unen a perro, gato y ratón, se definen en el Congreso (salvo que alguien intente jugar la tentadora carta del activismo judicial). Como el fujimorismo tiene mayoría, muchos progresistas creen que la suerte está echada, que ya perdieron. ¿De dónde sacan esto? Pues, o es consecuencia de una postura institucional del fujimorismo o se basa en prejuicios, los mismos que tenían hacia los medios de comunicación. ¿En verdad son los fujimoristas el bloque conservador de sus pesadillas o serán sus inesperados comodines en una votación ajustada?

Keiko Fujimori firmó un documento dando cuenta de su postura sobre el matrimonio y el aborto. Sin embargo, se cuidó siempre de precisar que era una postura personal y no institucional. Conocemos el rol que jugaron Martha Chávez y Julio Rosas en el Congreso que se va respecto a esos temas, pero no formarán parte de la nueva bancada fujimorista. ¿Quiénes estarán? Vienen a la mente los reelectos más mediáticos: Kenji, Chacón, Schaefer, Reátegui, Tubino y Salgado. Cuatro a favor de la unión civil “no matrimonial” y dos en contra. Esto no quiere decir que la mayoría del fujimorismo es progresista. Quiere decir que esas hot botton issues no son un elemento esencial para Fuerza Popular.

De modo que, el fujimorismo no tiene una postura institucional sobre el tema y el temor de los progresistas, en realidad, se basa en un prejuicio. Por supuesto, no es que estén locos y lo hayan construido de la nada. El compromiso de Keiko Fujimori y la experiencia del Congreso saliente tienen que ver con esa percepción. Pero, mientras tenemos claro cómo votarán los congresistas del Frente Amplio y los de PPK cuando se trate la unión civil, no está claro cómo votarán todos los fujimoristas. Por eso, antes que formar un gran bloque conservador, algunos miembros de esa bancada posiblemente sean un comodín para algunas causas progresistas.

Esto lleva al siguiente punto: esperar que el fujimorismo sea el portavoz de sus valores y visión del mundo es un muy mal plan para los conservadores. Es un proyecto político que no tiene interés de estructurar un discurso más allá de los puntos que son esenciales a su identidad. Según Levitsky, esta se vio marcada por dos momentos: la lucha contra el terrorismo y la “persecución” tras la caída del régimen. En ese sentido, reafirma principios como la soberanía, que se relaciona con la limitación de poderes supraestatales (y como lo hace a propósito de temas como su Ley de Amnistía, termina pareciendo que el principio no es una garantía de libertad frente a poderes foráneos, sino una excusa para cubrir abusos). Más allá de eso, el fujimorismo no estructura un mensaje claro sobre la tradición, la sociedad civil, el espacio público, ni siquiera sobre el rol del Estado.

Por otro lado, Carlos Meléndez sostiene que la principal división del país en términos de identidades políticas es entre fujimoristas y antifujimoristas. Cada vez que hay un choque entre ambos grupos (como en las últimas dos elecciones), los segundos adoptan la misma estrategia contra los primeros. Y si uno de sus principios es que el orden y la libertad deben estar balanceados, lo último que uno necesitan los conservadores es que su idea de “orden” sea asociada con la mochila que carga Fuerza Popular. Por eso, debe apuntarse a elaborar un discurso independiente del fujimorismo, estructurado en torno a principios y valores que inviten a soñar y actuar.