Fidel se fue sin rendir cuentas, por Arturo Garro Miró Quesada

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Mientras estaba por bajar al comedor de mi casa para redactar mi artículo de este sábado sobre lo que fue el segundo foro APEC organizado por Perú luego de ocho años, se me ocurrió revisar mi Facebook, y me doy con el post de un amigo –que dicho sea de paso es mi editor en Lucidez-, que Fidel Castro Ruz, líder de la revolución cubana, fallecía en horas de la noche del viernes 25 de noviembre; este hecho cambió mis planes periodísticos, y por esta razón, me apresto a compartir con ustedes lo que esta noticia representa.

La muerte de Fidel Castro ya se esperaba desde 2006 cuando por motivos de salud, delegaba todos sus cargos en la persona de su hermano menor Raúl; quien terminó siendo elegido como presidente de Cuba por el Partido Comunista de Cuba (PCC) en enero de 2008; Fidel se dedicó solamente a escribir sus reflexiones y hacer de cuando en cuando algún comentario político.

Durante los diez años que ha durado la agonía de Castro, se inició en Cuba un proceso de “transición desde adentro” como lo describieron algunos analistas en su momento; todo ello gracias al pragmatismo instaurado por Raúl desde julio de 2006, mes y año en que reemplaza a su hermano. Uno de los puntos más significativos de esta “transición desde adentro”, fue el restablecimiento de las relaciones diplomáticas [a nivel embajadores] entre Cuba y los Estados Unidos. Todos los pasos que ha venido dando Raúl en los últimos años, han tenido – a la distancia- las opiniones y recomendaciones del ex presidente Fidel Castro.

Al margen de las violaciones sistemáticas a los derechos humanos, la coerción a las libertades de prensa, expresión y opinión, como a la libertad de reunión y de libre asociación política, Fidel Castro, guste o no a algunos, hace mucho tiempo ganó un sitio importante en la historia y política latinoamericana que nadie se lo va a poder quitar. Porque se podrán tener discrepancias con el régimen castrista, pero nadie podrá negar, ni siquiera el anti castrista más acérrimo, que la era de Fidel Castro marcó un antes y un después en la política no solamente latinoamericana, sino también mundial. No olvidemos que en las décadas del 60, 70 y 80 del siglo pasado, buscó exportar su visión del mundo ya sea de forma pacífica o por medio de la violencia; no olvidemos la participación del ejército cubano en las guerras de independencia en Namibia, Zambia y Angola, lo cual llevó a Cuba a una guerra con Sudáfrica.

A partir de hoy habrá que esperar a ver qué sucederá con las reformas que ha venido llevando a cabo Raúl Castro luego de asumir el poder, y si el PCC le permitirá agilizar más el proceso denominado “transición desde adentro” a fin que Cuba empiece a ver la luz de la libertad. Pero en este punto, considero que recién podrán verse algunos resultados a partir de 2018 o finales de 2017 porque no olvidemos que el PCC se reunirá en enero de 2018 para elegir al nuevo presidente de ese país. Aquí considero, que Raúl Castro debe de tratar de agilizar la transición debido a que hoy por hoy tiene cómo y con qué negociar una eventual salida del poder con la disidencia de su país, y que esta sea lo más decorosa posible; principalmente sin el derramamiento de sangre cubana, eso es lo que debe de importar ahora a la comunidad internacional.

Lo que sucederá en Cuba a partir de ahora es bastante serio y debe ser abordado así por la comunidad internacional, especialmente por los países del hemisferio. Por esta razón, modestamente considero que el Secretario General de la OEA, Luis Almagro debe de empezar a tener en cuenta la convocatoria de una reunión de cancilleres en la cual se traten los pasos a seguir para un eventual apoyo político, económico y social a Cuba; la OEA tiene que ser un jugador clave en el proceso de transición cubano que a partir de hoy alcanzará un ritmo un poco más rápido.

También otro tema a tener en consideración, es la actitud que tendrá el hoy presidente electo de los Estados Unidos Donald Trump en su política de cara a Cuba. No olvidemos que durante la reciente campaña presidencial estadounidense le ofreció al exilio cubano mantener el embargo y volver a romper relaciones diplomáticas con la mayor de las Antillas; recordemos que fueron los votos del exilio cubano los que le ayudaron al señor Trump a ganar el estado de la Florida, y por consiguiente, la presidencia de su país. Y siguiendo con este tema, Donald Trump aún no ha definido quién será su Secretario de Estado. No olvidemos que los nombres que más suenan para esa posición son los del ex alcalde de Nueva York y amigo personal de Trump Rudolph Giuliani y del ex gobernador del estado de Massachusetts y ex candidato presidencial republicano en 2012 Mitt Romney. En razón de la noticia que nos convoca, yo me hago una simple pregunta, ¿la muerte de Fidel Castro, que no es un hecho político menor, hará que el hoy presidente electo Trump mire a una tercera alternativa? ¿Marco Rubio quizá?

En este último párrafo, quisiera compartir un asunto personal con ustedes. Quienes me conocen personalmente saben que uno de mis sueños periodísticos era poder algún día entrevistar a Fidel Castro y tener una larga conversación con él sin cesura [al margen de lo que pienso de ese infierno que es la revolución cubana] pero ya no lo podré hacer. Lo que ahora espero –más temprano que tarde- es cubrir las primeras elecciones libres en Cuba como la juramentación del primer presidente electo democráticamente en ese país en más de 60 años desde el capitolio de La Habana, sede del parlamento cubano democráticamente elegido.