Firme y feliz por la unión, por Josef Zielinski

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Con esta frase los fundadores de la república hace 195 años quisieron dejar en claro cuál era el ideal bajo el cual se fundaba nuestra patria. Irónicamente a lo largo de nuestra historia, la unidad ha sido un bien muy esquivo. Consecuencia de su escasez, los primeros años de nuestra república fueron muy inestables. Por falta de unidad perdimos también la guerra con Chile – probablemente el trauma histórico más marcado en el inconsciente nacional. Por último, es la falta de unidad alrededor de uno o más objetivos nacionales lo que nos ha impedido llegar al tan ansiado desarrollo. Por estos motivos es que considero muy significativo que el presidente Kuczynski reviva este ideal en su primer mensaje a la nación.

Este ha sido un mensaje muy sui generis respecto a lo que estamos acostumbrados de escuchar cada 28 de julio. Inusualmente corto (39 minutos), este mensaje no ha planteado cifras, pero si objetivos, no ha dicho como se van a lograr los objetivos, pero si ha señalado el firme compromiso de alcanzarlos. Por otro lado, según los primeros críticos del mismo, ha sido un mensaje lleno de sueños y buenas intenciones ¿pero acaso los éxitos del presente no son consecuencia de los sueños del pasado?

Hay además otros dos puntos muy resaltables del mensaje sobre peculiaridades que no son muy usuales en la política peruana. El primero, que nos encontramos frente a un equipo, algo muy poco usual en un país de tradición caudillista como el nuestro. Permanentemente el presidente Kuczynski ha hecho referencia a sus ministros cuando planteaba un objetivo que debía ser cumplido por alguno de los portafolios del consejo de ministros. Se hace entonces evidente que la evaluación por resultados va a ser un norte en la actual administración. El segundo punto, presente también en las entrevistas a los congresistas de Peruanos Por el Kambio y a los ministros hechas poco después de finalizar el mensaje presidencial,  es la permanente referencia a lo señalado en el plan de gobierno cuando se les consultaba qué medidas se van a tomar desde la asunción del mando para la resolución de diversos problemas. De esta forma el plan de gobierno deja de ser un documento lírico a como nos tenían acostumbrados en el pasado las agrupaciones políticas que llegaban al gobierno y pasa a ser una efectiva guía sobre lo que va a ser el nuevo gobierno, lo cual brinda algo de predictibilidad al mismo y seriedad en el manejo de la gestión pública.

Sin embargo, el presidente si planteó algunas propuestas concretas como – en el plano educativo – la reincorporación de los curso de educación cívica, arte y educación física o la construcción de una vía terrestre que una Iquitos con la costa (algo que en lo personal si veo muy difícil de lograr) y la construcción del tren de cercanías para Lima.

Ahora bien, hay algunos puntos en los que se debió profundizar más, como lo es el de la lucha contra el narcotráfico o cual es el plan para organizar los próximos Juegos Panamericanos que se celebraran el 2019 en la ciudad de Lima y por otro lado, la persistente tos del presidente nos hace levantar una ceja sobre cómo se encuentra realmente su salud. Ojalá estas sean preocupaciones infundadas.

Respecto a la actitud de la bancada fujimorista, no deja de ser cierto que el que no aplaudieran en ningún momento al presidente Kuczynski durante su alocución es algo que estaba en su derecho, pero las actitudes en política son muy importantes y este acto no muestra necesariamente obstruccionismo por parte de esta bancada en los próximos cinco años, pero si una actitud poco dialogante y tolerante frente a quien los venció en los últimos comicios, mucho más notoria después de que el presidente hiciera un llamado al diálogo y la concertación. Confiemos en que esto se vaya diluyendo en el futuro. De todos modos no creo que esta actitud deba ser interpretada como un aviso de una eventual denegación de confianza al próximo gabinete.

En conclusión, el mensaje presidencial ha planteado objetivos y metas (explicar el cómo lograrlo ya lo harán sus ministros) pero lo más importante es que ha inyectado optimismo a nuestra nación. En tal sentido puedo sostener que el primer objetivo del gobierno se ha concretado ¿permitirá esto una luna de miel más larga? Eso ya lo veremos en los próximos meses. No quiero concluir estas líneas sin hacer nuevamente mención al llamado a la unidad presente en el mensaje, la cual es indispensable para el éxito de este gobierno y de toda la nación. Hoy más que nunca cobra vigencia nuestro lema y tal como lo expresara a principios del siglo XX ese gran Peruano y socialcristiano que fue Víctor Andrés Belaunde “el Perú es un esfuerzo de unidad y debe ser la epopeya de la unidad la que debe triunfar en el espacio”. Nuestro éxito como nación depende de todos. El presidente Kuczynski ya lo entendió. Es hora de que lo hagamos también nosotros.

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