Poco después de rechazada la vacancia presidencial, el líder del Frente Amplio, Marco Arana, aseguró que su bancada votó por principios y coherencia en la lucha contra la corrupción, descartando así haber secundado a Fuerza Popular en su intento de derrocar a Pedro Pablo Kuczynski. “Nuestro voto no se guió por el cálculo de lo que haría el fujimorismo”, publicó en su cuenta de Twitter.
Hoy, quizás para reafirmar ese pensamiento, anuncia que presentará una nueva moción de vacancia porque, según dijo, PPK incurrió en una segunda infracción contra la moralidad al haber indultado a Alberto Fujimori. Dijo en conferencia de prensa que “Kuczynski ha vuelto a incurrir en una señal clara de incapacidad moral permanente para gobernar en el país y por eso debe ser vacado o renunciar”.
El asunto de la vacancia que tanto se ha discutido en diversos escenarios no ha dejado sino la sensación de que hay un sector político que busca la inestabilidad, dado que la principal característica de la medida es que desestima la presunción de inocencia y el debido proceso. Se trata de un mal llamado “juicio político” en tanto no importan los argumentos presentados por el acusado, sus enemigos lo condenarán sí o sí, y en consecuencia, desde este diario instamos a nuestros padres de la patria a aplicar las modificaciones necesarias para fortalecer o eliminar este poder que, como se ha visto en los últimos días, pone al Legislativo por encima del Ejecutivo: «incapacidad moral», por lo visto, puede ser cualquier cosa.
Sin embargo, no es la medida en sí lo que preocupa únicamente sino también la postura ambivalente del Frente Amplio, autora de la primera moción de vacancia y de la que se presentará esta semana. Cuando una fuerza política se proclama coherente con determinados principios democráticos corresponde oponerse a cualquier antagonismo y el fujimorismo representa, para el periodo que vivimos, la tendencia permanente al sometimiento de iniciativas arbitrarias o, como ha ocurrido en le 2017, la amenaza a instituciones del Estado. Para el Frente Amplio, vale tenerlos como aliados a la hora de votar mociones de censura o vacancia, pero los critican con dureza y convicción. No se dan cuenta sus miembros que la idea de buscar el jaque mate de PPK les fue robada por los fujimoristas y ahora buscan un segundo intento que, con total seguridad anticipamos, no prosperará debido al contexto post-indulto de Fujimori. No tiene sentido llorar sobre la leche derramada.
¿Qué le conviene más a una democracia, vacar a un presidente con cuestionamientos todavía por aclararse, o aliándose al fujimorismo, o defender la institucionalidad de la Presidencia de la República? Para un auténtico líder de Izquierda esto no debería ser un dilema pero, claro está, Marco Arana parece estar enfrascado en qué es lo que le conviene más a él, notablemente inquietado porque hay otras personas que se han posicionado como referentes de la ideología que suscribe. No por nada exigió recientemente una investigación contra quien fuera su aliada y candidata presidencial, Verónika Mendoza. “Tiene que ser investigado por la fiscalía con la misma celeridad y transparencia”, señaló públicamente.
Mientras tanto, lo que dura este juego político en el que se intenta demostrar quién es más radical que el otro, se siguen postergando las prioridades de la sociedad. So pretexto de buscar instaurar modelos económicos que en países hermanos vienen fracasando, el Frente Amplio está dispuesto buscar el declive del gobierno intentando una temporal alianza con sus rivales. No toma en cuenta que solo ellos se fortalecen: Cada vez que se censura o interpela a un ministro, o cuando se intenta vacar al dignatario, no es su agrupación la que logra el protagonismo, es su infiel aliada Fuerza Popular. Por ello, urge la reflexión respecto de si es que realmente está sirviendo ejercer de furgón de cola de los naranjas.
Pedro Pablo Kuczynski tiene mucho que explicar al país, y si es culpable tendría que purgar pena por sus delitos, pero que todo sea ante las autoridades competentes. Los hechos ocurridos en el pasado, así como se hizo con Ollanta Humala y Alberto Fujimori, deben continuar por el conducto judicial. Depende del Frente Amplio si es que va a continuar alentando el desgobierno –esta vez, sin apoyo de Fuerza Popular- o si es que se va a poner a trabajar por el país.