La semana pasada falleció en un rancho de Texas el juez de la Corte Suprema de Estados Unidos, Antonin Scalia. Contra lo que esperaba, la noticia fue difundida por varios medios peruanos, incluido Lucidez. Lamentablemente, el nivel de difusión internacional ha respondido a que esa corte americana juega hoy un rol político que Scalia criticó a lo largo de su carrera. Eso se ha prestado para que al reportar sobre el tema, se haga referencia a jueces de “tendencia liberal” y de “tendencia conservadora”, entre los que se incluye al fallecido jurista.
Este columnista no tenía idea de quién era Antonin Scalia hasta que, en junio del año pasado, la corte en la que trabajó por casi treinta años declaró que las leyes estatales que definían el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer no estaban en armonía con la constitución americana. Hasta ahora hay algunas personas con el filtro colorido en sus perfiles de Facebook. El fallo de ese caso, Obergefell v. Hodges, incluía la opinión de la mayoría, redactada por el juez Anthony Kennedy (que según La República es un “ultraconservador” ¿?) y las opiniones disidentes de cada uno de los jueces de la minoría, entre ellos Scalia.
Su “voto singular” era sencillo, pero de una claridad y fluidez increíbles. Fue por eso que llegué a leer algunas de sus opiniones en otros casos y a ver los videos de sus conferencias. Entonces entendí que “conservador” tal vez sea una palabra apropiada para calificarlo como persona, pero no hace justicia a su labor como juez.
Ciertamente se oponía al aborto y al matrimonio gay, pero esa era su postura como ciudadano. Lo que sostenía como juez sobre esos temas es que la constitución americana no los exige, por eso era crítico de Roe v. Wade y no apoyó a la mayoría en el caso Obergefell. Su opinión se guiaba por una interpretación originaria del texto constitucional, que él creía debe ser interpretado tal como se entendía en el momento de su aprobación. La idea tiene como premisa que la legitimidad de la norma en una democracia proviene del voto de la gente. Por tanto, si quienes aprobaron el texto no entendían que este obligara a permitir el aborto, simplemente no puede inferirse que lo exige hoy “porque los tiempos han cambiado”.
Eso no quiere decir que no puede haber leyes que permitan el aborto en Estados Unidos, aunque seguramente él hubiera preferido que no las hubiera. Solo quiere decir que la constitución americana no demanda su existencia. Esto es importante porque si la constitución no obliga a permitir el aborto, la Corte Suprema no podía borrar de un golpe las leyes que lo prohibían. Ahora, ¿acaso los tiempos no cambian? La respuesta de Scalia era sencilla: convenzan a los otros ciudadanos y aprueben una ley, pero no exijan que la corte invente derechos que no están escritos en ningún lado.
Esa posición suele ser asociada con una especie de “culto” a los framers americanos. Supuestamente, el “originalismo” de Scalia parte de la creencia de que quienes escribieron la constitución eran perfectos y no podían estar equivocados. Eso es una caricatura y parte de la suposición de que una constitución debe contener todo lo que es bueno, bonito y deseable. Pero para Antonin Scalia había que respetar el significado original no porque fuera maravilloso, sino porque es lo que fue aprobado democráticamente. Y si ya no gusta una parte de la constitución o se quiere agregar algo, para eso está el proceso de enmienda, no la corte.
Más allá de los argumentos epistemológicos que pueden levantarse contra esta corriente, la principal razón por la que el “originalismo” es difícil de digerir para los progresistas y es asociado con posturas conservadoras es que, en el caso de la constitución americana, se trata de un documento del siglo XVIII. Pero eso no quiere decir que por definición el método de interpretación favorezca ciertas ideas sobre cómo debe ser una sociedad. Por tanto, es un error decir que era un “conservador en la corte” cuando, en tanto juez, Scalia procuraba argumentar sus posturas en función del significado original del texto, sea cual fuera. Ahora, si hubiera podido hacerle una pregunta, hubiera sido si se mantendría en esa línea de haber tenido que interpretar una constitución hecha en 1970. Lamentablemente, no será posible.