Según un artículo publicado en la revista Caretas, el periodista Gustavo Gorriti demuestra que personajes de «fujimorato» intervinieron para abortar la captura de Abimael Guzmán en 1990.
Este narra que el 6 de diciembre de 1990 planeaban la «captura de siglo». En la segunda cuadra de la Calle Bellavista, en Chacarilla del Estanque, ubicaron restos de antidepresivos y medicina para soriasis, así como grafías del líder terrorista.
Sin embargo, el operativo se vio paralizado tras una llamada telefónica y una orden superior: El General Pablo Rivera Portal, Director de la policía fiscal, ordenó de que ese día no se ejecutara operación alguna según orden superior. Aun así, el jefe de la DIRCOTE, Enrique Oblitas decide continuar con el plan.
No llegó a lograrlo pues lo llamó el General de la Policía, Adolfo Cuba y Escobedo, y Oblitas fue liberado de su cargo esa misma tarde. Fue reemplazado por el General Jhon Caro, quien estaba en Huaraz; recién cuando llegó a Lima se enteró que asumiría la jefatura de la DIRCOTE, y exclamó: «Yo no sé lo que se iba a hacer, pero lo que se iba a hacer no se hace».
Asimismo, los jefes senderistas huyeron de Buenavista. Se conoce que que habían recibido una carta, la cual había sido deslizada por debajo de la puerta, alertando el operativo. Se sospecha que fue alguien de GEIN, la DIRCOTE, o cualqueira que supiera los horarios de cambio de vigilancia para poder enviar el mensaje durante un periodo sin guardia.
El Coronel Benedicto Jimenez es el único que niega la interrupción telefónica en la reunión previa a lo que pudo ser la Captura. Es importante indicar que posteriormente Jimenez se quedó a cargo de la operación que concluyó en la captura de Guzmán. Además, el Comandante Luis Felipe Elías afirma que a finales de octubre e 1990 vio a Jimenez conversando con Guzmán.
Asimismo, cabe resaltar que Jhon Caro fue testigo en el juicio contra Fujimori.
También se conoce que entre los meses de agosto y septiembre de 1990, Alberto Fujimori ya había asumido el proyecto de golpe y buscaba adaptarlo para perpetuarse en el poder. Esto engloba la teoría de que sus adeptos retrasaron la captura de Abimael Guzmán, pues la fecha no convenía a los planes futuros del exmandatario.