El pasado viernes, Angela Merkel y Francois Hollande hicieron una visita rápida a Vladimir Putin para tratar el tema de Ucrania y forzar un acuerdo que ponga fin con el escalamiento bélico. De acuerdo a los medios, no se coordinó ni informó a Washington, por el contrario la movida diplomática contradice las fuertes declaraciones que ambos John Kerry y Barack Obama han espetado contra Moscú. Más aún, el acuerdo al que llegaron reflejaba únicamente lo propuesto por Berlín y Paris dejando a Obama (y su posible entrega de armas a Ucrania) tirando cintura. En este aspecto la Unión Europea está tomando un rol cada vez más preponderante y propositivo.
Sin embargo, como dicen, nadie sabe para quién trabaja. Si bien los europeos han tomado las riendas del asunto y han optado por resolverlo sin la bota americana marcando la dirección, los EEUU han venido desarrollando una guerra económica sin cuartel contra los rusos. Washington y sus aliados árabes han traído abajo el precio del petróleo, trayendo a tierra cualquier aspiración imperial de Vladimir Putin. Ha sido el juego de factores que ha determinado la apertura al dialogo. Recordemos que la Bolsa en Moscú subió unos puntos cuando parecía asomarse una solución pacifica con Kiev.
Por lo anterior, consideramos que los elementos están dados para que las tensiones caigan y se pueda solucionar el conflicto por la vía diplomática. No obstante, consideramos que las exigencias de Washington, aunque tardías, son propicias para generar de manera clara un ambiente de paz efectiva. No se trata de apertrechar a Kiev con armas para frenar cualquier intento Ruso, sino de mantener una línea diplomática dura para que penda sobre el tema la espada de Damocles. Con ello, Europa se puede desmarcar (como lo hicieron el pasado 6 de febrero) y en una cuerda separada gestionar acuerdos y rutas de paz sin quedar embarrados por el aire a pólvora que adorna las recientes declaraciones de la diplomacia americana.
Por lo pronto, todas las esperanzas se concentras en el Acuerdo de Minsk, que incluye: a) Cese al fuego inmediato desde el 15 de febrero; b) el retiro de armamento pesado creando una distancia de por lo menos 50 Km entre ambos bandos; c) los puntos anteriores serán monitoreados por la OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación de Europa); d) amnistía y perdón a todos los involucrados en los conflictos de Donetsk y Luhansk (será interesante contrastar este punto con los resultados de la investigación sobre el derribamiento del MH17; e) la liberación de rehenes; f) control de Ucrania sobre la frontera; y f) reforma constitucional en Ucrania (entre otros puntos).
Aunque quedarán cabos sueltos, como impunidad y la falta de justicia transicional, muchas veces lo urgente supera a lo importante y este caso claramente lo muestra. Hace unos meses la guerra era inevitable y hoy hay una nueva hoja de ruta. La misma que consideramos está siendo indirectamente garantizada, no por la OSCE, ni por Berlín, sino por la oferta de EEUU de, eventualmente, poner US$ 1 billón para armamento defensivo en favor de Ucrania. Así es la diplomacia y así se garantiza la paz: Si vis pacem, para bellum (Si quieres paz, prepara la guerra).