Dentro de las cosas que recuerdo acerca de las elecciones del 2011 existe una frase que se me quedó grabada por ninguna razón aparente: “El gran mérito de PPK en esta campaña ha sido el despertar e incluir al sector juvenil en la política”. PPK había quedado tercero en las elecciones presidenciales y su campaña había tenido cierta participación juvenil de parte de algunos simpatizantes, además que con la ayuda del PPKuy le daba cierto toque fresco y humorista.
Pero “incluir al sector juvenil en la política” quiere decir el accionar político-popular del sector de jóvenes que (como nos hemos dado cuenta) también pertenecemos a este país. Creo que en medio de la campaña de PPK si hubo algún acercamiento de los jóvenes a la política pero después de lo ocurrido con las marchas y la protesta contra la Ley Pulpin, esta queda superada en su totalidad.
Ahora sí podemos hablar de que el sector de jóvenes peruanos tenemos una voz y estamos medianamente orientados a lo que queremos y demandamos tanto al gobierno como a los otros sectores con los cuales convivimos. El efecto de las marchas y de la protesta nos ha reconciliado –por así decirlo- con el accionar político, nos ha hecho darnos cuenta de que para obtener todo eso que leemos, resumimos, analizamos, existe el principio y el derecho de poder salir a las calles a reclamar lo que uno considere injusto o que necesita un cambio.
La democracia es así, es escuchar la voz de todos los sectores y entrar en dialogo para poder resolver diferencias y pactar acuerdos entre las partes. Yo puedo estar a favor o en contra de la ya derogada Ley Pulpin pero eso no quita que pueda expresar mi agrado al ver que algunos de los medios por los cuales la sociedad debe vincularse con su gobierno, aún no han fallecido del todo. El efecto que ha causado esta protesta es el efecto que deberían tener los mecanismos de representación social en el Perú, es decir, los partidos, que hace bastante tiempo dejaron de representar los intereses e ideales de los sectores del país, deberían enfocarse en este tipo de manifestaciones y a partir de esta experiencia, reformar la manera en que se presentan tanto para las bases como para su estructura interna.
Es muy difícil que un movimiento popular o una protesta se mantenga si en el Perú no contamos con instituciones colectivas fuertes y de representación concreta, las bases donde estos movimientos podrían apoyarse desaparecieron hace años. El derecho a la protesta y las manifestaciones como menciona Steven Levitsky ayuda a crear un Estado más equitativo y por esta razón creo que los principales responsables hoy en día de hacer llegar cualquier tipo de descontento o de expresar una posición de un sector somos nosotros, a través de las redes sociales, tocando el tema y no dejando de expresar nuestra opinión.
Una reforma laboral, sobre todo para el sector juvenil, es necesaria pero más necesario es que los principales involucrados (nosotros) nos veamos interesados y movidos por esta cuestión. Si hay que cambiar la manera en la que se integran los jóvenes a la vida laboral y reducir la informalidad y el desempleo entonces sentémonos a dialogar acerca de qué estamos dispuestos a negociar, qué cosas no se pueden arrebatar de la noche a la mañana y cómo lo que lograremos no será para el hoy si no que buscará la manera de generar un mejor mañana.