Es la pregunta que me hago constantemente y que me sigue dando vueltas en la cabeza. Vamos por partes.
El Congreso de la República tiene una comisión, puntualmente dedicada a este menester. Una comisión que, según mi parecer, se mueve al son de una música algo distorsionada, con anuncios mediáticos que, objetivamente, afectan la calidad de cualquier investigación, más aún cuando se trata de indagaciones anticorrupción en donde, por ejemplo, la prueba documental puede ser destruida fácilmente.
Aún no llego a entender, en el contexto anteriormente aludido, por qué (y para qué) el Congreso se mete a hacer una investigación como esa, si es que ya la Fiscalía lo está haciendo y es su deber natural. Ojo fiscalizar no es sinónimo de juzgar.
Pero yendo a la Fiscalía el asunto no es menor. La resolución que revoca la prisión preventiva de los funcionarios de ICGSA y otros, parece evidenciar que no hay estrategia. Esto se dijo anteriormente, personas más capacitadas que el suscrito lo apuntaron contundentemente: la detención debía de caerse (y se cayó). Incluso, de acuerdo a lo que puede apreciarse, la segunda instancia no solo se refirió al peligro procesal (aspecto que era evidente), sino que llegó más y afectó pruebas que sostenían la imputación.
Me pregunto entonces ¿no habrá sido apresurado el pedido? ¿hay algo de razonable en creer que la Fiscalía actúa (como el Congreso) por lo que pide la afición? Y claro, en este contexto, un respetable Juez de la República (y lo digo sin sorna) cayó en la tentación del flash. Ojo la estrategia debe de tenerla la Fiscalía.
Dadas así las cosas entonces cabe mirar hacia un poquito más arriba (no, no a Diosito). Si bien se ha promulgado la pomposa Política Nacional de Integridad y Lucha contra la Corrupción habría que preguntarse si esta -real y conscientemente- está siendo aplicada en toooodas las instancias del Estado o solo es “finta”.
Muestra de la falta de estrategia -no solo de este gobierno- es el Decreto de Urgencia No 003 que trasluce una verdad, a mi juicio, patente: nunca estuvimos preparados (¿será coincidencia con lo que ocurre con los desastres naturales?).
Entonces, sino hay estrategia en ningún nivel ¿qué podemos esperar de la lucha contra la corrupción? En otras palabras, cabría exclamar: ¡Oh, y ahora ¿quién podrá ayudarnos?!
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